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"El mundo que hemos conocido se aleja"

  • La actriz Krystyna Jand encarna en 'Un atardecer en la Toscana' a María Linde, una escritora polaca que rechaza el Nobel de Literatura como protesta frente al racismo y la xenofobia en Europa

La actriz polaca Krystyna Janda, en una imagen de 'Un atardecer en la Toscana'.

La actriz polaca Krystyna Janda, en una imagen de 'Un atardecer en la Toscana'.

"Me enamoré de Europa, aunque fue Europa quien aniquiló a los míos", clama durante un discurso la escritora polaca María Linde, el personaje ficticio que interpreta Krystyna Janda en la última cinta de Jacek Borcuch, Un atardecer en la Toscana, que se estrena este viernes en España.

La película, que le valió a la actriz polaca el premio a la mejor intérprete femenina en el pasado Festival de Sundance, es un alegato contra la xenofobia ambientado en la Italia contemporánea, a través de la historia de una mujer que rechazó el Nobel en protesta por las actitudes racistas de sus vecinos.

"Los emigrantes son necesarios en Europa. Hay que organizarse con inteligencia", señala Janda (1952), ganadora del premio a mejor actriz en Cannes en 1990 y embajadora del cine polaco de la mano de directores como Andrzej Wajda o Krzysztof Kieslowski.

-Un atardecer en la Toscana es una película firmemente europea: producción franco-belga y diálogos en polaco, italiano y francés. ¿Qué implicaciones tiene participar en proyectos como éste en una Europa plagada de discursos nacionalistas y xenófobos?

-Las únicas implicaciones para mí eran mis luchas morales e internas con el comportamiento del personaje. Yo no soy tan radical, aunque conozco mucho a personas como María Linde, la reconozco en muchos políticos y artistas cercanos. Es un tipo de figura muy contemporánea y muy conocida entre las élites intelectuales.

-Su personaje es hija de supervivientes del Holocausto, nacida en la Polonia comunista pero asentada en Italia, y amante de un hombre egipcio más joven que ella, ¿qué fue lo que más le atrajo?

-Todo, pero sin duda su pasado fue significativo para mí. Judía, con el trágico pasado de su familia, emigrante tras haber vivido la ley marcial en Polonia, artista, poeta, consciente de que todo se puede acabar en cualquier momento. Su extravagancia, su nada que perder es el fundamento de su papel y comportamiento. También su romance y flirteo con la juventud y con una manera de interpretar y hacer las cosas diferente.

-El conflicto de la cinta se desencadena con un discurso de Linde en el que rechaza su premio Nobel y defiende la idea de Europa. ¿Ve plausible que un discurso como el suyo remueva hoy conciencias?

-Creo que en la Europa actual todo discurso es posible. Se ha despertado el extremismo, el fascismo, el miedo a los tiempos que han de venir, la demagogia, el populismo. Sin duda el mundo que hemos conocido se aleja.

-Hacia el final de la película su personaje afirma que "mantener a la gente en un estado de terror", de miedo a los otros, es "un recurso político muy poderoso". ¿Algún partido o político actual que tenga en mente?

-Sí, cuando eso ocurre (y ocurre, lamentablemente muchas veces), provoca una situación muy triste. Desde agosto de 1980 hemos vivido 30 años de libertad en Polonia, de cambio del sistema. Fueron 30 años de alegría, de trabajo, de esperanza, de respiro. La llegada al poder de la derecha, de un grupo populista, lo que está pasando ahora en Polonia, me provoca un total rechazo.

-¿Qué consideración le merece la política de refugiados en Europa?

-Los emigrantes son necesarios en Europa. Hay que organizarse con inteligencia. Creo que, para que esto pase, la formación y la educación es esencial.

-Y el cine europeo, ¿cree que tiene la visibilidad y fuerza necesarias para generar debate?

-No lo sé, no sé si lo tiene todavía. Pero sí sé que existen películas que fueron hitos y cambiaron la manera de pensar de la gente. Yo actué en películas polacas así.

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