Crítica 'El origen de los guardianes'

La liga de los superhéroes navideños

El origen de los guardianes. Animación, Estados Unidos, 2012, 97 minutos. Dirección: Peter Ramsey. Guión: David Lindsay-Abaire. Música: Alexandre Desplat. Voces originales de: Chris Pine, Alec Baldwin, Jude Law, Isla Fisher, Hugh Jackman.

Premeditado y posmoderno mashup animado que reúne a los personajes de una larga serie de libros ilustrados infantiles creados por William Joyce, un tipo con larga y fructífera experiencia en el cine de animación (Robots, Descubriendo a los Robinsons, The fantastic flying books of Mr. Morris Lessmore), El origen de los Guardianes fantasea por todo lo alto con un equipo galáctico de superhéroes (Jack Frost, Santa Claus, el Hada de los Dientes, el Conejo de Pascua, el Hombre de Arena) lanzados a la aventura del salvación del espíritu navideño amenazado por un gigante y siniestro Hombre del saco.

Producida y avalada por Guillermo del Toro, la cinta ahonda en el lado oscuro de todo cuento de iniciación para marcarse algunos tantos interesantes más allá de los indudables logros de su cuidada animación tridimensional: por ejemplo, el carácter melancólico y autoconsciente de su protagonista, un Jack Frost de aire pop empeñado en materializar su visibilidad y en rebuscar en su origen humano para paliar un gran sentimiento de orfandad; pero también en el tratamiento de la infancia como un territorio (multicultural) abierto a la búsqueda y el descubrimiento sin otro GPS que el de la imaginación y la fe, la fe en la imaginación, por supuesto.

Planeadora e ingrávida, cálida y siniestra a partes iguales, rotunda y lírica en numerosos hallazgos visuales y en el trazado singular de sus criaturas a partir del molde clásico, El origen de los Guardianes no sólo es una original y, por momentos, deslumbrante cinta de animación navideña, sino toda una promesa de futuro franquiciado para sus protagonistas. En Dreamworks deben andar contentos.

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