Sesión salvaje | Crítica

Esplendor y ocaso de nuestra serie B

Producida en reveladora alianza por Enrique Cerezo y su tocayo López Lavigne, a saber, representantes de dos épocas y dos maneras hermanadas de entender el cine industrial en España, Sesión salvaje repasa en formato convencional de entrevistas y archivo fílmico los hitos más importantes de ese cine de género de serie B made in Spain (o a lo sumo co-producido) que, desde primeros de los 60 hasta los estragos de la Ley Miró a mediados de los 80, nutrió con éxito comercial las salas nacionales e incluso internacionales de westerns y cintas de terror, gore, eróticas, fantásticas o quinqui rodadas con tanto oficio, entusiasmo y voluntarismo como escaso sentido de la trascendencia y la autoría artística.

Limón y Sánchez ensamblan los testimonios de algunos protagonistas, supervivientes y devotos contemporáneos, también los de los recientemente fallecidos Jordi Grau o Javier Aguirre, para poner nombre y apellidos a esos cineastas españoles (Romero Marchent, Iquino, Martín, Naschy, Franco, Ibáñez Serrador, Ossorio, Piquer Simón, Ozores, De la Loma, De la Iglesia, etc.) que se ganaron la vida entre las estrecheces presupuestarias, los modelos de imitación, la censura y un astuto sentido de la explotación, para dejar un vastísimo corpus fílmico entre el que se cuentan algunos títulos de culto (de ¿Quién puede matar a un niño? a Arrebato) junto a kilómetros de celuloide para el olvido.

Como en otros documentales del mismo corte sobre el cine popular, Sesión salvaje se debate siempre entre la celebración nostálgica, los excesos laudatorios y la mirada algo despreciativa hacia el cine serio, dinámica que un montaje demasiado ágil, sin apenas respiración para las propias películas de referencia, un innecesario y permanente colchón musical de fondo y, sobre todo, una flagrante ausencia de perspectiva crítica,  de contexto o reinterpretación político-estética del fenómeno, hace de este trabajo una pieza de recopilación destinada a satisfacer a los propios fans antes que a permanecer como obra de valor historiográfico sobre una de las muchas vertientes de nuestro cine orilladas por los manuales y el discurso oficial.