Notturno | Festival de cine de Sevilla

Rosi, cada vez más lejos de casa

Uno de los niños que aparecen en el documental de Gianfranco Rosi.

Uno de los niños que aparecen en el documental de Gianfranco Rosi.

Cada vez más lejos de casa, Gianfranco Rosi, que circundó el extrarradio romano en Sacro GRA y acompañó a los inmigrantes africanos en su trágico periplo mediterráneo en Fuego en el mar, viaja ahora a una geografía fronteriza imprecisa entre Siria, Líbano, Iraq y el Kurdistán para componer un nuevo mosaico documental de estirpe observacional que dé cuenta de unas trayectorias personales y una atmósfera bélica de la región que apunta al ciclo histórico de la injerencia occidental, la barbarie y la injusticia.

Rosi planta su cámara y compone sus sólidos planos en un campo de entrenamiento militar, entre las madres que lloran a sus hijos en el lugar donde fueron asesinados, acompañando a pescadores y cazadores mientras de fondo suena el eco de las metralletas o brilla el destello de las llamas, siguiendo la ruta nocturna de un sereno cantor, en un puesto fronterizo o en el frente vigilado por mujeres milicianas, durante el asalto a una casa, en un psiquiátrico donde los internos ensayan una catártica obra de teatro sobre la patria amenazada y los estragos del ISIS, en la escuela donde los niños dibujan y narran entre tartamudeos sus experiencias traumáticas, en el patio de una prisión, en un campamento de refugiados, ante una madre que escucha compungida los aterradores mensajes de audio que le manda su hija secuestrada...

Se diría que, a pesar de todos estos encuentros y personajes anónimos arrancados al tiempo, la espera y el territorio disperso, Notturno ya estaba hecha y pensada antes de llegar a esos lugares, como si el cineasta hubiera ido a poner en práctica su método para construir un estado de (des)ánimo que ha sumido una zona en eterno conflicto marcada por el terror y la muerte en un nuevo no-lugar para el cine documental de estirpe humanista.