Ane | Estreno en Movistar+

Lo político es personal

Patricia López Arnaiz, candidata al Goya por su papel en 'Ane'.

Patricia López Arnaiz, candidata al Goya por su papel en 'Ane'.

Llegan Patria Ane en un tiempo en el que parece que se puede hablar y narrar ya con más libertad y matices sobre el ambiente en el País Vasco durante los años duros de ETA, un ambiente politizado, polarizado y violento que contaminó las relaciones personales e intrafamiliares hasta la asfixia.

Ahí donde la serie de HBO basada en la novela de Aramburu fracasa por su esquematismo didáctico y su escasa capacidad para trascender lo literario, la película de David P. Sañudo consigue bastante más en la escala reducida e íntima de su formato y en la cercanía de foco hacia su protagonista, una madre que lucha denodadamente para que el tenue vínculo que aún la une a su hija adolescente no se rompa del todo en plena escalada de tensión política.

El guion las sitúa a uno y otro lado de una doble circunstancia: por un lado, el lógico conflicto madre-hija en el seno de una familia de padres separados; por otro, el hecho de que la madre trabaje en la construcción del AVE vasco (estamos en 2009), objeto de ataques y boicots por parte de la kale borroka con la que la hija simpatiza y actúa.

Servido así el conflicto entrelazado, Ane se despliega como el trayecto, siempre en movimiento, guiado por una cámara larga e inquieta, de ese último intento de agarrar lo que se escapa, esos gestos de una madre, sostenidos por una estupenda Patricia López Arnaiz, no casualmente nominada al Goya (también lo están la película y su director), que buscan con todo su esfuerzo y energía retener lo que parece destinado a perderse al otro lado del plano. Gestos sólidos y convincentes que se sobreponen a ciertas inercias de guion y que conducen a ese largo plano final que resume con elocuencia y claridad universal de qué va realmente esta película.