Blanco en Blanco | Crítica de Cine

En los confines del hombre

Fotograma de la cinta, premiada en el pasado Festival de Venecia.

Fotograma de la cinta, premiada en el pasado Festival de Venecia.

La inhóspita Tierra de Fuego chilena, sus gélidos paisajes horizontales, su orografía árida y ventosa, presiden esta cinta de Théo Court que se hizo con premio en el pasado Festival de Venecia. Un lugar por conquistar a los dioses y al tiempo, un espacio mítico y desafiante para el hombre blanco, colono violento y voraz, de finales del XIX, un territorio propio del western que la cámara y los micrófonos de Court observan y escuchan en toda su crudeza, capturando esa luz fría apenas coloreada por las antorchas y el fuego nocturno y el crujido de la madera o las pisadas sobre el terreno que conforman su particular y orgánica banda sonora sucintamente acompañada y extrañada por la música de Jonay Armas.

Filme de paisajes, espacios, sonidos y sensaciones, de reminiscencias también belatarrianas (ahí están Lars Rudolph y esos hombres perdidos y entregados a la decadencia para recordárnoslo), Blanco en blanco concentra empero demasiado su diseño de impugnaciones históricas a mi gusto escrito desde la perspectiva de la corrección del presente, impugnación del patriarcado violento y aniquilador del otro (la mujer, el indio, no digamos ya la mujer india), en plena expansión moderna hacia la domesticación de lo salvaje, hacia la conquista explotadora de los últimos rincones puros del planeta.

En su cadencia morosa, contemplativa y minimalista, en la observación y la escucha filtradas por la estilización de las figuras en el plano y el paisaje, la película deja ver empero ese pre-concepto político que le resta cierta fuerza telúrica para exponer demasiado sus ideas, símbolos y tramas, su doble juego entre realidad y representación (nuestro protagonista, interpretado por un opaco Alfredo Castro, ha llegado al lugar para hacer unas fotografías de encargo para el terrateniente casadero con una joven menor de edad de la que queda prendado), su retrato de la vejación y el exterminio de los indios nativos selk'nam, que camina inevitablemente por los senderos de ese cine de la crueldad que suele expulsar o vaciar a los personajes para convertirlos en modelos, figuras o tipos para una particular pedagogía del fracaso civilizador y su herencia contemporánea.

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