Un día más con vida | Crítica

La aventura del Periodismo

Con el referente obvio de Vals con Bashir (2009, Ari Folman) a sus espaldas, la co-producción hispano-polaca Un día más con vida imagina el texto original (1976) del gran reportero, escritor y maestro de periodistas polaco Ryszard Kapuściński (1932-2007) en las formas híbridas de la ficción animada por rotoscopia y el documental testimonial a través de algunos de los protagonistas de la historia que se narra. Una historia de liberación, aventuras y épica periodística que nos lleva a la caótica Angola de 1975 como territorio bélico y bastión esencial del fin del colonialismo en África y la geopolítica de la Guerra Fría.

Dejando a la animación el peso de la ficción, marcada por el viaje del periodista al sur del país en busca del resistente Farrusco (una suerte de Coronel Kurtz) y de la constatación de la entrada de las tropas sudafricanas apoyadas por la CIA, la película de Nenow y De la Fuente alterna la realidad (animada), la fantasía y el sueño como mecanismos de entrada, salida y torsión del relato que justifican plenamente la elección del formato. A su lado, los testimonios de protagonistas reales desde el presente, también la aparición de fotografías e imágenes de archivo de aquellos días de batalla y espíritu revolucionario, activan aún más el peso de la historia e impulsan con indudable efectividad el mecanismo narrativo y referencial del filme.

Menos interesante resulta ya el excesivo énfasis en la ética, las prácticas artesanales y las bondades del Gran Periodismo analógico que, en boca de un Kapuściński demasiado heroico e idealista, casi con un cierto aire a lo Indiana Jones, se despliegan sobre el relato, al que se nota siempre, desde la elección del inglés americano como idioma común, el gusto por un exceso de acción espectacular o el uso de la música dramática, demasiado pensado para públicos más amplios de los que, a priori, pudiera tener una propuesta mestiza y comprometida como ésta.