Crítica de Cine (SEFF 2017)

Sin aliento, hacia delante

Un par de años tarde llega el testamento de Zulawski, y eso que aquí late esa provechosa indefinición cuyos trazos se sobrevaloran en la abúlica nueva hornada de cada temporada. Se murió el polaco, histérico y desconsiderado, explorador del directo, allanador de cuerpos, y se le echará de menos.

Llevaba tiempo sin rodar Zulawski, unos quince años. Con Cosmos regresó de la mano de Gombrowicz y bajo el manto acogedor de Paulo Branco, que le prestó Portugal como escenario de este falso thriller que se guía por una férrea máxima: sólo hacia delante. Es en esa intensidad, de la que los oblicuos ángulos de cámara o la atmósfera escatológica son actualizaciones superficiales y entrañables, donde aún se reconoce al cineasta, en la manera de dar respuesta imaginaria a un vértigo esencialmente literario, el del doble sentido y el de su suspensión. Más allá de la aventura de rodar así, a Cosmos la mantiene el rostro anguloso de Jonathan Genet, la ménade Sabine Azéma y la disposición de Zulawski a reírse de sí mismo cuando ya le temblaban las piernas.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios