Crítica 'Corazón gigante'

Solitarios del mundo, reconoceos

Corazón gigante. Comedia dramática, Islandia, 2015, 90 min. Dirección y guión: Dagur Kari. Fotografía: Rasmus Videbæk. Intérpretes: Gunnar Jónsson, Sigurjón Kjartansson, Arnar Jónsson, Ilmur Kristjánsdóttir, Margrét Helga Jóhannsdóttir, Franziska Una Dagsdóttir, Sigurður Karlsson. 

Desde Islandia, en formato pequeño, realista y discreto, Corazón gigante está diseñada para conquistar al espectador sensible. Será difícil, por no decir imposible, resistirse al encanto de su protagonista (enorme, en todos los sentidos, Gunnar Jónsson), un orondo trabajador de aeropuerto, cuarentón solitario que vive aún en casa de la madre, en su paulatino despertar autoconsciente a la vida después de años de aislamiento, de abusos de sus compañeros de trabajo, de soledad camuflada de pequeñas rutinas y entretenimientos de adolescente retraído.

La cinta de Dagur Kari (Noi, el albino, Dark horse) articula una montaña rusa emocional de suaves pendientes, apuntando y anticipando los giros y cambios dramáticos pero con la suficiente inteligencia y sutileza como para no caer nunca en la blandenguería y el sentimentalismo post-neorrealista.

En este gordo entrañable y sus pequeñas peripecias, anhelos y decepciones cotidianas encontrará el espectador sustanciada la materia prima de los deseos más elementales, a los que la cinta apela de manera siempre discreta, reivindicando una suerte de épica sentimental de los parias que recompense los trabajos precarios, la invisibilidad social, la marginación, la precondena a la soledad, en definitiva.

La partitura de esta pequeña y emotiva película guardaba numerosas trampas y algunas melodías empalagosas, pero Kari consigue tocarla con la precisión, la cadencia y el tacto justo para que todo suene con armonía.

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