Crítica de Cine

Patriarcado periférico

Una imagn de 'Bar Bahar'.

Una imagn de 'Bar Bahar'.

Bar Bahar se suma a un nutrido grupo de cintas de procedencia periférica (las indias Siete diosas y La estación de las mujeres, la turca Mustang o la yemení Diez años y divorciada) estrenadas en España que ponen el dedo de la denuncia en la llaga abierta de las condiciones de vida de la mujer en sociedades más o menos atrasadas en su férrea estructura patriarcal.

Estamos aquí en el Israel contemporáneo y urbano de Tel Aviv, y las tres protagonistas de origen palestino de Bar Bahar se enfrentan, cada una desde su carácter, posición social y profesional, a las condiciones de presión de un ambiente que, bajo la mirada de Hamoud, se hace paulatinamente irrespirable para toda mujer que desee una mínima emancipación y camino propio.

Si la denuncia y el mensaje parecen necesarios, la fórmula dramática no deja de ser algo angosta, repartiendo y graduando en tres personajes una suerte de estado global de la cuestión que no entiende demasiado de matices y sí de arquetipos a la hora de representar al hombre opresor: del prometido religioso de una joven rural (finalmente violada) al novio cosmopolita pero a la postre tradicional, pasando por una familia deshonrada y gritona por tener una hija lesbiana.

Con sus tripas demasiado expuestas, Bar Bahar se esfuerza empero por escapar de su propia inercia dialéctica y deja ver al menos a mujeres determinadas y resistentes (especialmente la que encarna Mouna Sawa) con ganas de vivir festivamente su vida en un ambiente hostil, por más que esa decisión implique, como así parece anunciar su final, el exilio o nuevas renuncias.

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