Crítica 'Yo, él y Raquel'

Imaginario paliativo

yo, él y raquel. Comedia dramática, EEUU, 2015, 116 min. Dirección: Alfonso Gómez-Rejón. Guión: Jesse Andrews. Fotografía: Chung-hoon Chung. Música: Brian Eno, Nico Muhly. Intérpretes: Thomas Mann, Olivia Cooke, RJ Cyler, Nick Offerman, Connie Britton.

Última sensación salida de Sundance, Yo, él y Raquel pone su granito de arena en el orbe del cine independiente norteamericano con una equilibrada dosis de drama de enfermedad, retrato generacional y optimismo vitalista a propósito de la relación entre tres adolescentes en su último curso antes de la Universidad, baile de prom y crisis de identidad mediante: Greg y Earl, dos amigos inseparables y raritos que reafirman su disidencia de la manada emulando escenas de películas famosas con su cámara casera, y la Raquel del título, una chica discreta a la que le acaban de diagnosticar una leucemia.

El texano Alfonso Gómez-Rejón cambia el terror de su primer filme (Espera hasta que se haga de noche) por los colores vistosos, la cámara ágil, el montaje dinámico, un escogido repertorio musical y las referencias cinéfilas (de autor) para erigirse en una suerte de Wes Anderson de segunda en su mirada hacia un género, la teen movie de iniciación, que sigue entregando páginas a un volumen de irresistible atractivo especular e identificaciones primarias entre la muchachada y los adultos nostálgicos.

No podrá negársele a Jesse Andrews, que adapta su propia novela, el buen oído para reproducir diálogos chispeantes y autoconscientes y réplicas instantáneas, ni a Gómez-Rejón su capacidad para sublimar con un estilo neo-pop esa delicada frontera entre la emoción sincera y la sensiblería indie. No en vano, Yo, él y Raquel está diseñada para conquistar corazones duros con su crescendo de despedidas e imágenes abstractas, con su propio juego reflexivo para rebajar el drama y sus muchos guiños cinéfilos, con el perfil entrañable de todas y cada una de sus criaturas.

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