Crítica de Cine

Hibridación y terapia

Los protagonistas de 'El faro de las orcas'.

Los protagonistas de 'El faro de las orcas'.

Gerardo Olivares sigue empeñado en hermanar el documental y la ficción en un formato híbrido apto para contar historias edificantes en tiempos descreídos. Desde La gran final a El faro de las orcas, pasando por 14 kilómetros o Entre lobos, su cine aspira a una suerte de comunión entre lo paisajístico, lo animal y lo antropológico sin que se produzca una verdadera reflexión sobre la puesta en escena, lo que deviene en un formato dramatizado tan vistoso como academicista.

En El faro de las orcas nos vamos a la Patagonia argentina de la mano de una historia basada en hechos reales novelada por Roberto Bubas, lo que revela aún más si cabe las limitaciones del modelo. Hasta allí viaja Maribel Verdú con su hijo autista para pedir ayuda terapéutica (ya saben, los ultrasonidos) a un solitario y huraño biólogo especializado en orcas y amante de la música de Piazzola.

Trufada de explicaciones sobre la enfermedad y su desarrollo, también sobre el entorno, las costumbres y el hábitat natural, la película lucha con demasiado esfuerzo por empalmar aquello que tiene de documental ortodoxo (implementado con efectos especiales y unos contraplanos más bien toscos) con el drama de superación y el romance a cielo abierto de sus protagonistas (Furriel y una Verdú que confirma un año de malas elecciones), atornillados a un guion tan esquemático que poco pueden hacer para competir con las ballenas chapoteando o acechando a las focas de la orilla.

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