Crítica 'Hotel Transilvania 2'

Escuela de vampiros

hotel transilvania 2. Animación, EEUU, 2015, 89 min. Dirección: Genndy Tartakovsky. Guión: Adam Sandler, Robert Smigel. Música: Mark Mothersbaugh. Con las voces de: Santiago Segura, Alaska, Mario Vaquerizo.

La apuesta animada de Columbia Pictures otorga una nueva vida a su particular parada de los monstruos con una entrega algo más estimulante que la primera, auténtico y desenfrenado festín de gags a costa del entrenamiento del pequeño y pelirrojo Dennis para su tardío ingreso en la división de los vampiros tan anhelado por su abuelo Drácula.

Hotel Transilvania 2 repite personajes, reparte mejor el juego cómico y desdobla su trama entre el hotel del título y la confortable y aburrida vida de los humanos en el suburbio residencial, en una aventura en paralelo que permite a Tartakovsky y sus guionistas (Adam Sandler entre ellos) repartir situaciones de choque entre dos mundos condenados a entenderse y mezclarse por el bien y la mejora de las especies.

Hotel Transilvania 2 explota la elasticidad transformista de sus criaturas, somete al universo gótico a una forzosa y divertida actualización tecnológica y tira de viejos argumentos sobre la tradición, la transmisión de valores y la continuidad de las costumbres sin demasiados peajes de blandenguería infantil, a saber, jugando a tumba abierta la carta del slapstick digital y apostando por un tono festivo y autoconsciente en el que lo siniestro y lo macabro puedan ser disfrutados como un postre de gelatina temblorosa.

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