Puede la película "mejor dirigida, con mejor fotografía, montaje, música, sonido, dirección artística, maquillaje, peluquería, dirección de producción y efectos especiales" no ser realmente la mejor película?

Según los Goya de este año, sí, en otra confirmación de ese dualismo esquizoide que, como tantas otras cosas y frentes en nuestro país, separa la calidad del buen hacer, el corporativismo profesional de la (mala) conciencia, lo infantil de lo adulto, lo popular de lo prestigioso, el gran músculo empresarial de la verdadera artesanía.

La flagrante descompensación entre los nueve premios esencialmente técnicos (yo diría gremiales) de Un monstruo viene a verme y los cuatro que hacen de Tarde para la ira la ganadora moral y mediática de los Goya, no hace sino refrendar una cierta tendencia de nuestro cine, o al menos, del que representan tan celosamente estos premios, a cerrar filas sobre el valor de industria, la profesión y su continuidad laboral mirando de reojo, tal vez porque no queda más remedio, a aquellos esfuerzos más modestos (o lo que es lo mismo, con menos puestos de trabajo en juego) ante los que, en todo caso, no cabe otra postura ética y estética que la del reconocimiento.

En los Goya, ya se sabe, se juegan muchas carreras, muchos intereses, supervivencias y planes de futuro para el sector. Los de este año confirman lo que ya sabíamos: que se podrán seguir haciendo buenas películas pequeñas o medianas siempre que se hagan en los márgenes del modelo industrial dominante (hoy en manos de las televisiones privadas), que tiende indistintamente a la comedia costumbrista (sin suficiente prestigio para los premios serios), a la superproducción para el mercado internacional o al cine de género dinámico sin demasiada preocupación por la preservación de una cierta identidad nacional, o lo que es lo mismo, al producto para las masas diseñado desde el corazón de plástico de la globalización, un cierto infantilismo y la apariencia de gran espectáculo de imagen, sonido y emociones prefabricadas. "Cultura europea", lo llaman.

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