Como pez fuera del agua | Crítica

No citarás a Pasolini en vano

En una escena del arranque de esta exitosa comedia italiana, el personaje que interpreta Antonio Albanese, miembro de un think tank internacional que se propone reurbanizar los suburbios de las grandes ciudades italianas con fondos europeos, cita nada menos que a Pasolini: “Para superar las barreras y evitar los prejuicios asociados con la palabra ‘periferia’, debemos sentirlo de verdad”.

Con esas credenciales a las primeras de cambio, se diría que vamos a ver una película con cierto trasfondo sociológico sobre la Italia contemporánea, algo que, por otro lado, forma parte del paisaje habitual (pienso en Garrone) de cierto cine exportable del país transalpino. Incluso cuando, dentro del género de la comedia popular de trazo grueso, de lo que se trata es de contraponer una vez más esa eterna dialéctica entre la deriva aculturizada del proletariado y esa aseada clase media cómplice con el poder y sus corruptelas.  

Sin embargo, las expectativas tardan poco en caer a esos mínimos paródicos necesarios que han hecho de esta película un producto popular fácilmente digerible y risible por unos y por otros: se trata aquí de hacer bajar a la clase acomodada a los barrios deprimidos y multiculturales de Roma y de acercar, paternidad adolescente y atracción mediante, a los curritos tatuados de barrio a las esencias de una vida burguesa que no huele a comida india sino a perfume de lavanda.

Como pez fuera del agua se sostiene así sobre los más elementales estereotipos de clase de trazo grueso que componen con cierto gracejo Albanese y Cortellesi y un par de hermanas gemelas y sincronizadas, sobre el humor basado en situaciones caricaturescas (la playa atestada de domingueros vs. la pedante charla sobre arte contemporáneo) y sobre una muy leve voluntad satírica repartida que, a la postre, no sólo no desciende al terreno de la realidad suburbial tal y como proponía un Pasolini visionario, sino que la termina convirtiendo en escenario de un entretenimiento costumbrista, condescendiente y anestesiante que posiblemente habrán reído más los votantes de Salvini que los de la socialdemocracia.

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