Cultura

El silencio hecho música

  • Israel Galván ejecuta esta noche entre las chimeneas del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo su rítmico y silente 'Solo', con todas las localidades agotadas.

Israel Galván, el rostro más visible de la renovación de la danza flamenca sevillana en los grandes teatros y auditorios europeos, llega esta noche a la Bienal con todas las entradas agotadas. Fue el suyo, recordó ayer la delegada de Cultura, Mar Sánchez Estrella, el primer montaje de esta edición que colgó el no hay billetes. El trianero bailará su hipnótico Solo, que ejecuta sin más acompañamiento musical que sus palmas y su propio zapateado, y que ha mostrado con arrollador éxito en espacios tan singulares como el Museo Picasso o la Fábrica de Artillería de Sevilla dentro del Mes de Danza.

Esta noche, a partir de las 23:00, los afortunados que han logrado una de las localidades podrán verle dar cuerpo a sus obsesiones entre las chimeneas del Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). Para Rosalía Gómez, directora de la gran cita flamenca, "en Israel siempre están el baile de raíz y el de vanguardia. Le hemos visto madurar Bienal tras Bienal y, aunque no hemos logrado que estrene aquí su nueva propuesta [dedicada al Holocausto, titulada Lo real, y que presentará en diciembre en el Teatro Real de Madrid y el 6 de abril de 2013 en el Maestranza] está claro que este Solo siempre es un estreno absoluto porque cada vez que lo ejecuta él dialoga con el espacio y lo convierte en algo distinto".

"Este Solo viene de mi relación con el silencio. Me quedé en blanco en el estreno de Los zapatos rojos y a partir de ahí ese minuto de silencio se ha convertido en un gran silencio de 45 minutos", declaró ayer el intérprete en la presentación del montaje en Santa Clara, donde abundó en sus recuerdos del percusionista y maestro del compás Manolo Soler, tan importante para él en su desarrollo artístico, y con el que bailó en aquel ya mítico espectáculo. "Yo ahora soy más profesional. Esto es un proceso. Antes de aquel cuento de Los zapatos rojos yo venía de bailar normal", bromeó con su dulce timidez.

Aunque hay espacio para la improvisación y para desnudar muchas emociones, este Solo -continuó- "tiene un guión y una estructura medida milimétricamente. Todo tiene que estar muy hecho, muy cuadrado, ya que el silencio debe tener su proceso. Luego, el espacio, el marco, te hace cambiar un poco las formas. Y, por supuesto, es el estado de ansiedad el que te hace bailar de forma distinta cada vez".

En estos 45 minutos está la esencia del baile de Israel Galván y la confirmación de que su relación con el público es más madura y ha dejado de inquietarle: "Yo me veo como un músico que se va moldeando y buscando. Cada vez debo estar más en mí, con una relación más íntima conmigo. De hecho, cada vez interactúo menos con el público porque todas las neuronas las tengo puestas en mi baile, para luego compartirlas".

Para los seguidores del creador de La curva, La Edad de Oro o Arena, por citar tres títulos grabados a fuego en la historia de la gran danza contemporánea, la cita del CAAC supone el reencuentro con un talento en ebullición. "La gente podrá hacerse una idea de lo que estoy viviendo, de lo que soy en este momento y hasta de las cosas que ensayo hora tras hora en mi local", apreció.

Y así, sin música, "buscando mi propio ritmo para no acelerarme ni perder el compás", Israel Galván volverá esta noche "a escuchar y sentir el silencio como si te estuviera cantando alguien. Porque si no, llega un momento que te vuelves loco".

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