Bienal de Flamenco

De una pureza sin fronteras

Flamenco Hoofer's. Intérpretes: Juan de Juan y Jason Samuels Smith. Guitarra, bajo, batería, piano: Ricardo Moreno. Voz flamenca: Rafael Utrera. Voz negra: Amos. Coreografía: De Juan y Samuels Smith. Dirección musical: Ricardo Moreno. Guión: Juan de Juan. Lugar: Teatro Central. Fecha: Martes 25. Aforo: Casi lleno.

La vivaz y potente propuesta de Juan de Juan y Jason Samuels Smith plantó cara a muchas de las críticas generadas a partir de las interacciones entre el flamenco y otras danzas y disciplinas a lo largo de esta Bienal. La cálida bienvenida que Juan de Juan dio a Smith al mundo flamenco es digna de subrayar. Flamenco Hoofer's es todo un ejercicio de respeto que pone en evidencia los paralelismos entre el flamenco y el hoofer's, tanto a nivel formal como de espíritu. Pero para que esa sintonía se produzca es necesario tener confianza y apertura, características que se echaban en falta en Las huellas, donde los artistas de danza kathak invitados fueron dejados a un lado, como si su participación no fuera más que un aparte en una obra de teatro con un argumento cerrado de antemano. Es admirable la escrupulosa deferencia de Smith para con el flamenco. Cómo se entregó a cada golpe de pie y se arriesgó sin miedo, si bien meticulosamente, a improvisar y responder al maestro flamenco, al joven Juan de Juan.

La coherencia del espectáculo, estrictamente formalista, fue ejemplar. Cada tradición fue mostrada y contrastada con su semejante por separado, para después ser reunidas con un éxito total. Los mejores momentos fueron aquellos en que ambos intérpretes bailaron juntos, por un lado, ahondando en coincidencias y armonías, por otro, sacando punta a disonancias que fortalecían los puntos de convergencia. Paralelismos en brazos y pies. Gestos de la mano y del rostro hermanados. Hermoso final el de la casa, con Remedios Amaya y Raimundo Amador. Pero lo más importante es que Flamenco Hoofer's logró hacer manifiesto el parecido de familia entre el espíritu que respalda a ambas tradiciones. Todo esto sumado a la calidad de los músicos y de las voces flamenca y negra hizo del espectáculo una experiencia estética inolvidable y feliz, sin pero alguno.

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