Cultura

Cantes directos y bailes sin etiquetas

  • La última semana del festival arranca mañana con la voz festera y majestuosa de Aurora Vargas y la 'Zona Cero' de Sara Calero

Aurora Vargas llega pletórica de fuerzas a esta Bienal. Hace días que agotó la taquilla para su recital de mañana en el Lope de Vega, donde esta sevillana del barrio de La Macarena que lleva 30 años sobre los escenarios presentará Así soy yo, una reivindicación de su arte "directo y sin metafísicas". De ese cante intenso y valiente que la vincula creativamente con Pastora, Chocolate, La Paquera de Jerez, La Perla de Cádiz y Fernanda de Utrera, cita ella. "Los he escuchado a todos desde chiquetita, y no porque nadie me haya dicho que tenía que hacerlo sino porque es lo que me gusta. Mi familia está emparentada con casi todos, con La Paquera, con Pastora... Mi padre era amigo de Chocolate. Ésa soy yo. Lo que canto es porque me sale así. No puedo decir que vaya a hacer mañana una seguiriya al estilo de Juan Talega porque si uno se lo propone no le sale", asegura Aurora Vargas.

La esposa de Pansequito -un artista que celebrará sus bodas de oro con el cante en otro esperado recital del Lope (el próximo viernes)- confiesa que se formó "escuchando y acompañando a los mejores, entre ellos también María la Burra y Chano Lobato. Con 18 años me fui a Japón y con 19 grabé en América con Sabicas", rememora esta mujer que tiene su fuerte en bulerías y cantes festeros. La intérprete de Mi chacha Dolores, tangos que tal vez sean hasta la fecha su mayor éxito discográfico (incluidos en su álbum Acero Frío), querría volver pronto a un estudio de grabación pero no le parece que pueda ser inminente porque "estamos con la crisis, la palabra moderna de este siglo. Y si trabajas dos veces al año y encima tienes que pagarte el disco, no salen las cuentas".

A Aurora le gusta enriquecer sus conciertos con su baile, al que concede tanta importancia como a su voz. "He nacido así. Yo no trabajo de artista. Soy artista. Si tengo el caché muy alto es porque me lo he ganado", defendió.

Muy diferente es la segunda propuesta que la Bienal ofrece mañana dentro del ciclo El flamenco que viene: Zona Cero. Sara Calero, una de esas intérpretes que, como Jesús Carmona, están despegando con proyectos propios y abriendo nuevos caminos a la danza flamenca, estrenará esta pieza a las 23:00 en el Teatro Alameda. La joven madrileña, que ha sido alumna del maestro José Granero y trabajado en papeles solistas en el Ballet Nacional de España y la compañía de Antonio Márquez, lleva embarcada desde 2010 en esta particular visión de un lugar devastado por catástrofes no sólo naturales. "En Zona Cero he querido hablar de cómo nos enfrentamos a una situación límite, desde quedarte sin casa a resurgir de nuevo cuando te has quedado en el paro. Me he puesto en el lugar de alguien que tiene que reinventarse por completo", explicó con timidez.

Calero estudió en el Conservatorio de Madrid, donde se tituló con matrícula de honor, y debutó como solista en el Festival de Jerez en la gala que dirigió el maestro Granero y donde compartió cartel con Lola Greco y María Pagés. Completó su formación en el Centro Andaluz de Danza y vivió así unos años en Sevilla, "donde tuve ocasión de profundizar en el flamenco a las órdenes de José Antonio", contextualiza. Más tarde, en el Ballet Nacional de España, Antonio Canales y Fernando Romero la incorporaron de nuevo a coreografías flamencas como Sevilla Madrid Sevilla. Con todo, ella insiste en que "me siento más cómoda si digo que lo que hago no es flamenco, no quiero herir a nadie. Aquí busco la conexión entre la danza española y el flamenco. Me gustaría que la gente se acercara con ganas de dejarse sorprender y ver algo nuevo, sin etiquetas".

Flamenca por los cuatro costados es, en cambio, su compañera en el escenario, la joven cantaora granadina Gema Caballero, una voz expresiva y rica en detalles personales a la que escucharemos mañana interpretar guajiras, serranas, tanguillos, fandangos abandolaos... Zona Cero se abre con un ruido de cristales rotos. Una escenografía sencilla y minimalista, que incluye una mesa redonda, unos cubos y varios elásticos que simulan las manecillas de un reloj, arropa esta simbiosis artística de Gema Caballero y Sara Calero donde el aficionado encontrará algunas de las claves del flamenco por venir.

Pero antes de estas propuestas, el Maestranza acoge hoy a partir de las 20:30 el concierto de Carmen Linares dedicado a Miguel Hernández con Tomasito como artista invitado. A su término, en el ciclo paralelo Las Noches de la Bienal en el Quintero será el turno del flamenco puro de Manuel de los Santos Pastor, El Agujetas, que llega acompañado al baile por su compañera Kanako y al cante por su hijo Antonio. Agujetas, tan imprevisible como genial, propondrá a partir de las 23:00 en la sala de la calle Cuna un viaje a un mundo primitivo y agreste, a las mismas entrañas del flamenco y a esa escuela jerezana que tiene a Manuel Torre como arquetipo.

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