Bienal de Flamenco 2018

Danza por amor a El Lebrijano

  • Cada jueves, viernes y sábado la Bienal propone en la Plaza de San Francisco una revisión de 'Persecución' con coreografía de Belén Maya

Belén Maya ha coreografiado esta pieza.

Belén Maya ha coreografiado esta pieza. / Juan Carlos Muñoz

 Juan Peña El Lebrijano (1941-2016), uno de los más grandes cantaores que ha dado la historia, está presente durante toda esta edición de la Bienal gracias a una iniciativa de Producciones Imperdibles y de su director José María Roca que promete ser un éxito seguro.

Experto en la adaptación de la danza a espacios poco usuales, Roca ha montado en la plaza de San Francisco una de sus estructuras más originales, pues permite colocar a los espectadores en un rectángulo de dos alturas para que puedan contemplar, como en un pozo, las imágenes que se proyectan en el suelo y sobre las que bailan cuatro magníficos intérpretes como son Javiera de la Fuente, Carmen Rodríguez Cruz, Carlos Carbonell y Dany Zoo. Vestidos todos con el blanco de la inocencia y coreografiados por Belén Maya (además de una gran bailaora, hija del inolvidable Mario Maya, fallecido hace diez años durante la Bienal), ellos son los encargados de interpretar la diáspora del pueblo gitano desde la célebre Pragmática de los Reyes Católicos que los expulsaba de nuestros territorios.

Porque el leitmotiv de este espectáculo, pequeño en cuanto al tiempo, ya que no se debe tener al público de pie más de 35 o 40 minutos, no es otro que los cantes de Persecución, el revolucionario disco que El Lebrijano editó en 1976 con textos del poeta Félix Grande. Un disco que llegó a ponerse en escena con gran éxito en los primeros años de la Transición y que los sevillanos más veteranos que lo vieron en el Teatro Lope de Vega, aún recuerdan con emoción.

La selección de los cantes y de los temas ha sido del también lebrijano Miguel Ángel Vargas y las imágenes que se proyectan del propio Roca, autor también del hermosísimo zapping proyectado durante el verano en la torre de Don Fadrique con el espectáculo Los niños de Murillo. Esta vez en el suelo, vemos mapas que nos hacen avanzar por el espacio, fotos de gitanos maltratados y ensangrentados, de reyes y maltratadores (incluidos algunos políticos actuales, como Putin…), o de un mar sobre el que este pueblo, condenado al duro remo -sobre ese maravilloso cante inventado por El Lebrijano que fue la galera- sufrió un castigo cruel en las entrañas de los barcos. Sobre ellas los estupendos bailarines, la mayoría flamencos salvo un siempre espléndido Dani Zoo, se entregan a una hermosa danza coral e intemporal para ilustrar la narración, realmente épica, de El Lebrijano/Grande.

Aunque a veces roce algún lugar común, dada la naturaleza trágica del tema, Persecución será durante toda la Bienal -los jueves, viernes y sábados en la Plaza de San Francisco en dos pases, a las 21:30 y 22:30- un magnífico reclamo. Incluso los menos aficionados a la danza no podrán dejar de emocionarse al escuchar la voz impetuosa y pletórica de Juan Peña El Lebrijano.

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