José Luis García / del Pueyo

La desconfianza

EL Banco Central Europeo, el FMI, los inversores internacionales, destacadas multinacionales están empezando a mirarnos con mejores ojos, y la prima de riesgo ha bajado de forma sustancial desde hace varios meses, alejándose el fantasma de la intervención: la confianza parece que regresa.

¿Seguro? A medias, y de nuevo aparece la dualidad, que en tantos campos se detecta con la crisis, porque si hay una palabra que pueda definir el sentir de los andaluces puesto de manifiesto en ésta ola del Barómetro Joly es la desconfianza. Los andaluces suspenden a su Gobierno autonómico, pero también a la oposición -a ambos con la peor nota desde que se realiza el Barómetro Joly- y a los líderes de los tres principales partidos, con lo que no es de extrañar que los políticos -y la corrupción asociada a ellos- hayan ido escalando posiciones en los problemas de Andalucía hasta situarse en un destacado segundo lugar, después del inefable paro. Hemos visto también una importante novedad en relación con las olas anteriores del Barómetro, como es que el nivel de insatisfechos con la vida en nuestra región supera por primera vez a los que sí lo están, desmontando un tópico a veces recurrente por ciertos políticos, y que la situación económica declarada es muy mala para uno de cada dos entrevistados, que para el 65% de los hogares su situación económica es peor que hace un año, y en igual porcentaje piensan que dentro de un año será igual o peor que ahora. Ante estas perspectivas ¿ven los encuestados luz al final del negro túnel? Puede que sí, pero está resultando demasiado largo, porque la mayoría -un 48,4%- piensa que no saldremos antes de 4 ó 5 años, y otro 33% que nunca antes de 2 ó 3. Es decir, pesimismo establecido y desconfianza hacia los que tienen la responsabilidad de gobernar la nave. Con este panorama, ¿en quién se puede confiar? ¿En las instituciones de mayor rango? Tampoco, porque como hemos visto en los análisis realizados por los diarios del Grupo Joly, ni el poder legislativo, ni el ejecutivo ni el judicial en sus versiones centrales y autonómica gozan de la confianza de los andaluces. ¿Quién encabeza entonces el ranking de confianza de los ciudadanos? Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado con un 71% de nivel "alto"; la Jefatura del Estado, la Corona española, que siempre era la otra institución bien valorada, ya no lo es y ha perdido 29 puntos de apoyo desde la ola barométrica de otoño de 2010.

Ante esta situación, los representantes de todos los partidos tienen el deber, la obligación y el reto de regenerar la vida política, cuidando al máximo sus comportamientos, y en ese sentido el Barómetro detecta un claro cansancio de los escándalos de corrupción y nepotismo. Los encuestados expresan en relación a la estructura del Estado, que se actúe ya sobre el Senado, las diputaciones, las mancomunidades o los ayuntamientos e incluso las autonomías, deseo que supondría un recorte que afectaría a los políticos de profesión. Los ciudadanos mirarán en los próximos meses si la poda demandada llega, o sólo se queda en el sector privado como hasta ahora, y esa será otra prueba de voluntad regeneradora ante la opinión pública.

Si no se recupera la credibilidad perdida, ésta desconfianza se traducirá en desazón, en falta de ilusión y desembocará en desafecto político, que sin llegar a los "..ismos", como Amanecer Dorado, castigue a la democracia mediante la no participación y el rechazo a los partidos tradicionales.

Además esa desconfianza, en términos de marketing, es una amenaza importante para el dinamismo comercial, dada la dosis de incertidumbre que conlleva, actuando como freno del consumo y por tanto acelerador de la crisis.

Así, una clara responsabilidad de los gobernantes, es que los gobernados piensen que están en buenas manos y eso actualmente no sucede, pese a que es seguro que son muchos los que desempeñan su función con honradez, ideales y eficacia, pero están perdiendo la credibilidad aceleradamente y a los ciudadanos se les esta acabando la paciencia.

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