España

Muere Fernández Campo, ex jefe de la Casa del Rey

  • Ha fallecido a los 91 años en la Clínica Ruber Internacional de Madrid, donde permanecía ingresado tras ser intervenido quirúrgicamente de una oclusión intestinal.

El ex jefe de la Casa del Rey Sabino Fernández Campo falleció anoche a los 91 años en Madrid. El óbito se produjo poco después de la medianoche, a las 00:15, en la UCI de la clínica Ruber Internacional, donde permanecía desde el pasado día 12, tras ser intervenido quirúrgicamente como consecuencia de una infección intestinal.

Fuentes de la familia informado a Efe del fallecimiento de Fernández Campo, que se recuperaba satisfactoriamente de la operación cuando, el pasado jueves, su estado empezó a empeorar, al complicarse el problema intestinal con una insuficiencia respiratoria originada en el pulmón donde hace unos meses había sufrido una hemorragia en la pleura.

Según informaron a Efe fuentes de la familia, el rey Juan Carlos telefoneó el mismo lunes por la noche a la esposa de Fernández Campo para interesarse por el estado del enfermo, que permanecía sedado desde entonces, y la Reina acudió el miércoles por la tarde al centro hospitalario para visitarlo.

La Princesa de Asturias también telefoneó a la esposa de Fernández Campo, que se recuperaba de una intervención durante la que se le extirpó una parte del intestino en la que una torsión del conducto había provocado una obstrucción y una necrosis.

Sabino Fernández Campo, Conde de Latores, título con Grandeza de España que le otorgó don Juan Carlos en abril de 1992, fue secretario general de la Casa del Rey entre 1977 hasta 1990, año en que ascendió a la jefatura, hasta su cese el 8 de enero de 1993, momento en el que el Monarca le nombró consejero privado vitalicio. Antes de llegar a la Casa del Rey, Fernández Campo había ocupado desde de diciembre de 1975 el cargo de subsecretario de la Presidencia del Gobierno y, en julio de 1976, pasó a ser subsecretario del Ministerio de Información y Turismo.

El conde de Latores era hombre de gran vitalidad que había superado terribles avatares en su vida, como la pérdida de tres de sus hijos. Pero siempre supo sobreponerse y plantarle cara al destino.

Fernández Campo, además de conde, Caballero del Real Cuerpo de la Nobleza del Principado de Asturias y militar, estaba formado en leyes en la Universidad de Oviedo, donde se licenció en Derecho. Estudio también en el Industrial College de Estados Unidos y se diplomó en Economía de Guerra, porque su primer destino fue el Ejército, donde se le concedió el título honorífico de teniente general.

El año en que muere Francisco Franco, en 1975, fue nombrado subsecretario de la Presidencia del Gobierno a propuesta del ministro Alfonso Osorio, y del Ministerio de Información y Turismo un año más tarde, en el gobierno de Carlos Arias Navarro. En 1977 entra en la Casa del Rey. Designado por Juan Carlos I secretario general de la Casa del Rey, permaneció a su lado hasta 1993, siendo al mismo tiempo desde 1990 jefe de la Casa, en sustitución de Nicolás Cotoner y Cotoner.

La carrera de Sabino Fernández Campo, cuya voz y apoyo en la creación de la Fundación Príncipe de Asturias fue fundamental y cuya opinión era todavía reclamada para asuntos de importancia capital, fue profesor de la Academia de Intervención, miembro de honor de la Real Academia de Medicina de Asturias y León, de la Real Academia de Doctores de España, censor de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas y académico correspondiente de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación.

Formaba parte del Patronato de Honor de la Fundación para la Defensa de la Nación Española y, por supuesto, del de la Fundación Príncipe de Asturias.

Su labor durante el intento de golpe de Estado del 23-F fue especialmente importante al lado de don Juan Carlos, realizando llamadas a diversos sectores militares.

Suya fue una frase que ha pasado a los anales de la Historia de España en contestación al general Juste (de la División Acorazada Brunete) sobre si el elefante blanco de la frustrada asonada, el general Alfonso Armada, había llegado al Palacio de la Zarzuela para despachar con el Monarca aquella infausta noche. "Ni está, ni se le espera" fue su respuesta.

"Fue el día más difícil del Rey", confesó ulteriormente su fiel colaborador ahora fallecido.

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