Grupo b · la crónica

Alemania no perdona

  • Los teutones aclaran su panorama desinflando a Polonia, que pagó sus fallos defensivos con dos tantos de Podolski que éste no celebró por su origen polaco

Alemania comenzó su andadura en la Eurocopa con firmeza derrotando a Polonia por 2-0 con una visible superioridad y unas fatales facilidades defensivas ofrecidas por su rival, que dio la impresión de ofrecer menos de lo que podría.

Un fuera de juego mal tirado y un error defensivo de los que cuestan cabezas terminaron con sendos goles de Podolski, el primero empujándola y el segundo reventándola. En ambas ocasiones tuvo que guardar para mejor ocasión una celebración ceremoniosa. Su origen polaco pesó tanto como su sentimiento alemán.

Presionando cada espacio y rebañando cada pelota, los polacos quisieron sentirse a la altura, pero en cuatro minutos se les desinfló un poco el globo cuando su defensa flojeó al tirar un fuera de juego y Ballack dejó absolutamente solo a Klose con muchos metros para pensar. Quizás demasiados, porque en lugar de culminar ante Boruc cedió muy pasado a Mario Gómez, quien no llegó a conectar en condiciones.

No aprendió Polonia de ese desajuste que pudo dar al traste con todo su ideario. A los veinte minutos les volvió a ocurrir lo mismo. Si en la primera ocasión Klose penetró por la izquierda, esta vez fue por la derecha, cuando Bak salió a tapar a Mario Gómez, Zewlakow se quedó clavado y avanzó solo Klose con el pase de Gómez para que, esta vez sí, su asistencia a Podolski acabara en el 1-0.

A Alemania le hacía falta muy poco para enseñar los dientes y a Polonia le costaba horrores mirar a Lehmann. Tanto, que salvo disparos lejanos sólo lo hizo una vez antes del descanso, con un desmarque de libro de Zurawski aprovechando que los centrales miraban el balón para rematar demasiado cruzado.

Llegó la pausa y ahí un elemento para seguir el resto del torneo. Alemania tiene en punta a dos polacos (Podolski y Klose) y a un gaditano (Mario Gómez) y Polonia tiene a un brasileño: Guerreiro. Tan influida en su fútbol por el vecindario, pudiera pensarse que Polonia estaría encantada de jugar junto a Alemania. Al revés, Alemania vive feliz con polacos y austriacos, pues sólo faltan en el grupo los checos para tener a todos sus ahijados alrededor.

Ahí se notó horrores la entrada de Guerreiro. Ofreció cosas que Polonia no tiene, ni tuvo, y que no habitan en el fútbol alemán.

Entró Schwensteiger y le quitó la careta a un lateral infumable como Golanski, recuperando al borde del área y sirviendo a Klose, quien con todo a favor le pegó horrible pero permitió a Podolski pararse y fusilar a Boruc. Dos a cero y otra vez la celebración aplazada.

Pudo haber sentenciado antes Alemania, a quien sólo la preocupación por Guerreiro evitó que viviera el partido con total comodidad. Y viendo el previo Austria-Croacia, no se avecinan temores mayores que el brasileño.

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