Córdoba

Aceptan cuatro años de cárcel por vender aceite de oliva fraudulento

  • Los hechos ocurrieron entre 2005 y 2006 cuando los imputados comercializaron una mezcla de aceite de semilla de girasol y aceite de oliva como virgen extra

J. M. A. M. y J. J. C. J., dos de los tres acusados por su implicación en la Operación Colesterol, han aceptado cada uno de ellos una pena de dos años de prisión por cometer un delito continuado de estafa, mientras que F. A. M., ha quedado absuelto de los delitos que se le imputaban. Ambos acusados asumieron ayer ante el titular de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial su implicación en la distribución de cientos de miles de litros de aceite de oliva fraudulento en distintos puntos de España.

Durante la vista oral, J. M. A. M. y J. J. C. J., procedentes de las localidades cordobesas de Baena y Lucena, reconocieron haber participado en la citada operación, iniciada en 2006 en el ámbito nacional y en la que se detuvo a más de diez personas que se dedicaban a vender como aceite de oliva un producto que contenía entre un 70 y un 100% de aceite de girasol. Tras ello, les añadían, según el fiscal, el colorante E-141 para conseguir que el color fuese similar al de la categoría virgen extra. Finalmente, la mezcla la envasaban en recipientes de cinco litros, metálicos y de plástico, etiquetados como aceite de gran calidad para proceder a su venta al público.

J. M. A. era el encargado de la comercialización del aceite con los empresarios mayoristas del sector de la alimentación y de la hostelería de toda España y también a particulares. El envasado de estos aceites se producía en lugares de las provincias andaluzas de Jaén y Córdoba y en Cataluña y zonas de Levante se distribuían a través de unas 15 marcas distintas por dos vías diferenciadas: la principal mediante regalos que se entregaban en viajes promocionales en autocar y por otra parte se comercializaba en pequeños establecimientos o bodegas. También fue desmontada una red de distribución de algunos aceites a través de internet.

Una vez comenzada la distribución del producto, las Consejerías de Agricultura, Pesca y Alimentación y de Sanidad de distintas comunidades autónomas descubrieron a través de controles aleatorios que este aceite no era virgen extra, sino una mezcla de aceite de girasol con aceite de oliva y que el color había sido simulado con colorante E-141. Los organismos públicos competentes en materia de Alimentación y Salud comenzaron a identificar a las empresas que lo comercializaban o utilizaban estos aceites para proceder a su precintado e inmovilización. A lo largo de 2006, se presentaron numerosas denuncias por parte de particulares y empresas de toda España que habían comprado dicho aceite. Durante la celebración de la vista oral varios de los perjudicados de distintos puntos de España aseguraron a través de videoconferencia haber comprado diversas partidas de aceite para distribuirlas entre sus clientes, pero desconociendo que era adulterado.

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