El suflé de Antonio Muñoz

Tras un inicio solvente en la Alcaldía, da la sensación que la subida ha sido tan rápida que hay riesgo de que se caiga

Antonio Muñoz sostiene un cochete en miniatura.

Antonio Muñoz sostiene un cochete en miniatura. / Juan Carlos Muñoz

ACCEDIÓ a la Alcaldía de Sevilla más tarde de lo que hubiese sido deseable, una vez que Juan Espadas decidió obedecer a Pedro Sánchez y aspirar a liderar el PSOE de Andalucía, con el escaso éxito conocido. Pero aún así, Antonio Muñoz supo muy rápido dar sensación de solvencia y romper cualquier apriorismo de que no iba a ser un alcalde para todos los sevillanos. Al contrario, pese a su perfil alejado de las tradiciones de Sevilla, Muñoz ha desplegado una acción de gobierno de absoluto protagonismo en esas lides.

Desde que gobierna Sevilla, apenas diez meses, la sensación inicial fue positiva y la respuesta generalizada era de aprobación por el relevo en el bastón de mando.

Muñoz encarna el cargo más importante que está en manos del socialismo andaluz. Es todo un símbolo, no sólo porque es la capital de Andalucía, sino porque Sevilla ha sido el bastión del PSOE durante decenios.

En los últimos meses esa sensación de solidez se ha visto mermada por asuntos de pura gestión municipal. Los esfuerzos en limpieza no se traducen en una mejora objetiva del estado de revista de las calles, empeora la seguridad y grandes apuestas como la celebración del quinto centenario de la primera circunnavegación quedan deslucidas o fracasan directamente, como el vuelo directo a EEUU. A lo que hay que unir una excesiva relevancia a lo turístico, con sus luces y sus sombras para el sevillano censado, que es el que paga los impuestos y el que votará el 28 de mayo próximo.

Da la sensación de que el suflé de Muñoz ha subido a tanta velocidad que ahora hay riesgo de que se venga abajo. Y ya se sabe que si un suflé se hunde no hay cocinero que lo remonte.

Y no es que Muñoz no tenga gestión que presentar, sino todo lo contrario. La oferta cultural y de ocio es digna de cualquier gran ciudad europea desde que gobierna.  Pero en política las sensaciones cuentan. Y nunca se ha sometido al escrutinio electoral como alcalde. Ni siquiera como alcaldable. Y en su contra juega también una oleada de cambio político que aún no se ha parado.

Faltan siete meses para las elecciones municipales. Y el PP tiene como objetivo dar un paso más para afianzar su hegemonía electoral en Andalucía. Juanma Moreno y los suyos quieren que en los comicios locales eso se refleje en ocho alcaldías de capital de provincia. Y Sevilla es el gran símbolo. De aquí a entonces veremos si el suflé aguanta o se desmorona.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios