Medicamentos

El gasto farmacéutico vuelve a aumentar tras los años de crisis

  • El pago por receta sufre otro incremento en 2018, quedándose atrás el efecto de la política de racionalización de medicamentos

  • El sistema de subastas deja de mitigar el alza en Andalucía

Dos usuarios acceden al interior de una oficina de farmacia de Huelva.

Dos usuarios acceden al interior de una oficina de farmacia de Huelva. / M. G.

Aunque para muchos sectores de la sociedad la crisis no ha dejado de percibirse, socavando el ánimo ciudadano, no ha sido ése el caso del desembolso que el sistema dedica a los medicamentos. El gasto farmacéutico no deja de aumentar. ¿Quién dijo crisis? Después de unos años de contención, coincidentes con el periodo de depresión económica y financiera, el Sistema Nacional de Salud registró el pasado mes de diciembre un pico de 923 millones recetas facturadas. El incremento con respecto al año anterior ha sido del 1,7%.

Gasto medio farmacéutico por persona Gasto medio farmacéutico por persona

Gasto medio farmacéutico por persona / Dpto. de Infografía

En Andalucía, con un crecimiento en el número de recetas del 2,6% en 2018, la situación se antoja aún más grave.

Los expertos ponen el grito en el cielo. Y no es sólo la repercusión que el gasto farmacéutico acarrea en los presupuestos sanitarios de las comunidades autónomas –que también–, sino las consecuencias que una desbocada ingesta de medicamentos comporta en los organismos de los ciudadanos.

Únicamente habría que reparar en la alarma que airean tanto investigadores, como boticarios, médicos y gestores de la salud pública acerca, por ejemplo, de la irrupción de las llamadas superbacterias, microorganismos patógenos a los que nada dañan los antibióticos, contra los que han desarrollado escudos después de tanto contacto superfluo.

La ley no era un placebo

Siendo por tanto el incremento del uso de medicamentos un factor gravoso para la economía y, en el caso de su abuso, dañino para la salud de la población, no era de extrañar que, llegados los tiempos de carestía económica, fuera una diana principal para las administraciones. Y así fue cómo actuó el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, quien firmó un decreto en 2010 dirigido a la racionalización del gasto farmacéutico.

La medida valió la pena. El tratamiento no fue con placebo, sino con fuego real, y los resultados no tardaron en llegar. El gasto medio por persona en medicamentos alcanzó su cénit en el bienio 2008-2009. Y no fue hasta 2014, un lustro después, cuando la cifra superó de nuevo la época de grandes dispendios.

El mantenimiento de los números de los últimos años ha sido sólo el paso previo a un nuevo auge. Es el recabado en la tabla de gasto medio por receta facturada referido a las alzas sufridas en 2018, tanto en el ámbito nacional como en el andaluz.

Variación del gasto por recetas Variación del gasto por recetas

Variación del gasto por recetas / Dpto. de Infografía

Si el citado gasto medio acumulado fue en 2017 de 11,18 euros, en 2018 subió a 11,32, de lo que se deduce un incremento del 1,24%.

En Andalucía, el aumento en este apartado ha sido mayor (1,35%), aunque el valor total –10,44 euros por receta facturada– siga siendo el más bajo de todas las comunidades autónomas de España, según los datos reunidos por el profesor Rafael Fraile para la EAE Business School.

Andalucía bajo subasta

Aunque, como aclara el estudio de la EAE, son las comunidades con menos poder adquisitivo las que menos recursos gastan en fármacos, el caso de Andalucía contiene un factor particular: las subastas de medicamentos. Fue una medida de ahorro innovadora implantada en 2011, que rompía el sacrosanto canon de la central de compras nacional.

Pese a las críticas del Gobierno central, que llegó a impugnar las subastas en el Tribunal Constitucional –que dio la razón al Ejecutivo andaluz– y los furibundos ataques de la industria, que había dejado de ingresar una suculenta nómina anual de millones de euros, Andalucía ha seguido hasta hoy aprovisionándose en el mercado alternativo.

Pese al objetivo del ahorro, las subastas no han impedido que el gasto medio por andaluz haya iniciado una remontada desde 2014. La subasta funcionó, en efecto, en los primeros años, pero su efecto ha ido decayendo paulatinamente desde entonces.

Si en 2006, los andaluces estaban situados en la undécima posición de gasto medio por comunidad autónoma –con 177,5 euros–, en 2012, tras la introducción de la subasta, se pasó a la cuarta posición medida en dispendio en fármacos con 170,9 euros por barba. La subasta había surtido efecto.

Pero en 2017, seis años después de la implantación del sistema de subastas, Andalucía ha vuelto a caer a la sexta que menos gasta de España, con un desembolso de 217,1 euros por andaluz.

Si el actual Gobierno regional está decidido a revertir el sistema de subastas, los expertos recomiendan, con o sin las subastas, que el gasto no siga incrementándose. En juego está la sostenibilidad del sistema sanitario. Los fármacos, como decía aquel eslogan, no son caramelos.

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