Emilio de Llera, séptimo consejero de Justicia

“Para tapar los ERE habría sido más útil como fiscal”

  • “Invertir en Justicia da pocos votos”

Emilio de Llera, en su despacho de la Fiscalía de Sevilla

Emilio de Llera, en su despacho de la Fiscalía de Sevilla

Juzgado de Guardia continúa la serie de entrevistas con quienes fueron consejeros de Justicia con Emilio de Llera Suárez-Bárcena (Badajoz, 1951), que lo fue entre mayo de 2012 y junio de 2017, bajo las presidencias de José Antonio Griñán y Susana Díaz. En su primera entrevista tras volver a ejercer como fiscal en la Audiencia de Sevilla, niega que fuese nombrado consejero para desactivar el caso de los ERE y afirma que su balance en la Junta es positivo por el enriquecimiento personal, aunque le impidió ascender a fiscal del Tribunal Supremo.  

-¿De qué logros de su mandato se siente más satisfecho?

-Diseñamos y pusimos en marcha la Oficina Judicial y Fiscal en Andalucía. Conseguimos poner al día los pagos de la asistencia jurídica gratuita, lo que los propios abogados me dijeron que había sido algo insólito.

La Ciudad de la Justicia de Córdoba tuvimos que impulsarla, vigilarla, potenciarla y favorecerla. Se inauguró a los pocos meses de cesar yo como consejero. Me llamo Rosa Aguilar [su sucesora como consejera de Justicia] para invitarme a la inauguración. Saqué un billete de AVE para ir a Córdoba pero llegaba tarde al acto. Al final no fui porque no me pusieron un coche ni la consejera me ofreció ir con ella. Eso me dolió.

También conseguimos que funcionaran a una velocidad vertiginosa los servicios de emergencias, que mejoraran su tiempo de respuesta. Cuando una persona sufre un infarto en la calle, si el aviso llegue rápidamente a quien tiene que solucionarlo le puede salvar la vida.

Y cambiamos la plataforma informática del 112 con fondos europeos, la pusimos al día con ordenadores mucho más potentes.

-¿La suya fue una época de recortes presupuestarios?

-En Madrid teníamos a Montoro [ministro de Hacienda] y aquí a  Montero [consejera de Hacienda]. Hacienda no tiene patria, no tiene corazón, carece absolutamente de empatía.

-¿Se dio prioridad a otras inversiones que no fueran las de Justicia?

-Sin duda. Por ejemplo, a Sanidad y Educación. Recuerdo que cuando iba con la presidenta Susana Díaz por los pueblos, todos pedían un hospital. La gente quiere lo que les produce un beneficio directo, nadie quiere mejorar la Justicia porque es un servicio público que apenas da votos.

“Vista desde fuera, se pierde la fe en la Justicia”

-¿Qué hacía un jurista como usted metido a político, cree que fue una buena elección?

-El tiempo que he estado en la consejería he aprendido muchas cosas, es algo que enriquece mucho personal e intelectualmente. Yo había visto la Justicia desde dentro y empecé a verla desde fuera, que es cuando percibes con más facilidad sus imperfecciones y sus deficiencias y llegas a dudar de que sea tan buena como creías. Es un poco perder la fe en la Justicia.

También valoro el nivel de información que se tiene estando en el gobierno, cosas que la gente de la calle ni se imagina.

-Su nombramiento en Andalucía frustró su ascenso a fiscal de Sala del Tribunal Supremo.

-Me nombraban fiscal del Supremo el 8 de mayo de 2012 y el día 7 José Antonio Griñán publicó su gobierno. Yo le pedí esperar un poco para venirme de consejero con el  nombramiento en el bolsillo pero Griñán tenía muchas presiones y no pudo esperar.

-¿Hubiera estado mejor como fiscal del Supremo?

-Más cómodo, sí. Lo que pasa es que era más de lo mismo, seguiría haciendo el mismo trabajo. Y esto de hacer otro trabajo es lo que más me ha enriquecido.

-Cuando el parlamento le reprobó por cuestionar la independencia de los jueces y fiscales, ¿se sintió apoyado por alguien?

-Por Susana Díaz. Cuando se estaba votando la reprobación, se levantó de su escaño, se vino al mío, me pasó el brazo por encima del hombro y me dijo: “ahora, que nos saquen fotos”. Fue un gesto de valor por su parte, yo me he sentido siempre muy querido y respetado por ella. 

Susana Díaz tenía fe en mí, sabía que en mí tenía un asesor que le iba decir no solo lo que le gustaba sino también lo que no le gustaba. Porque allí todo el mundo te dice lo que quieres oír. 

-¿Usted le dijo lo que no quería oír?

-Alguna vez sí. Ella lo agradeció y le hice dudar, por lo menos yo pensé que había cumplido con mi deber y luego que ella decidiese. 

-¿Qué le gustaría haber solucionado y no pudo?

-Muchas cosas en las competencias de Interior. Tenía un presupuesto exiguo que obligaba a optimizar y eso quiere decir reducir gastos. Y siempre con una bronca sindical.  Por ejemplo, todos los servicio en materia de emergencias querían que fuera la Junta quien les contratara como laborales fijos. Tengo la frustración de no haberles podido dar una estabilidad laboral, que era lo que ellos querían. Tuve más frustraciones desde el punto de vista de Política Interior que desde Justicia. En Justicia yo había tirado la toalla en muchas cosas, por ejemplo en la Ciudad de las Justicia de Sevilla.

Cuando [el alcalde Juan Ignacio] Zoido propuso hacer la Ciudad de la Justicia en el Prado, vimos la fotografía de cómo quedaría y aquello era una barbaridad. Eran tres mazacotes de once  plantas entre los jardines del Alcázar y la plaza de España. Y eso que yo defiendo que esté en el Prado de San Sebastián.

“La Ciudad de la Justicia debe estar en Los Gordales”

-¿Cuál es la solución para la Ciudad de la Justicia de Sevilla? 

-Que el Ayuntamiento se gaste lo que se tiene que gastar, que compre al ministerio de Defensa los terrenos de Los Gordales, que es el sitio ideal, hasta tiene estación de metro.

El pleito judicial ya se resolvió por la sala de lo Contencioso del Tribunal Supremo, lo que pasa es que Defensa dice que, si quieren sus terrenos, se los tienen que pagar, y es a lo que el Ayuntamiento no está dispuesto. 

A mi trataron de engañarme. Me dijeron que hiciese yo la declaración de necesidad de ocupación. Pero claro, eso implicaba que lo pagaba la Junta. ¿De dónde sacaba yo el dinero? Y además el pacto es siempre que los ayuntamientos ceden terreno a la Junta para construir los edificios judiciales.

-¿Usted fue nombrado para desactivar el caso de los ERE?

-Yo siempre digo que si un gobierno quiere defenderse, lo que busca es un buen abogado, no mete a un fiscal en sus filas. Puestos a eso, yo hubiera sido más útil como fiscal que como consejero. Eso fue un invento de Antonio Sanz cuando llegué al Parlamento, me dijo “usted viene a tapar los ERE”, fue él quien me puso la etiqueta.

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