Primeros tres meses de gobierno

Gobierno andaluz, cien días en una cápsula

  • La reforma fiscal es la única medida de calado político en el inicio del Gobierno del cambio

  • Los resultados de las auditorías de la administración paralela se limitan a duplicidades

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, junto al vicepresidente, Juan Marín, en el Parlamento.

El presidente de la Junta, Juanma Moreno, junto al vicepresidente, Juan Marín, en el Parlamento. / J. Muñoz / Efe

Ha dicho estos días el consejero de Presidencia de la Junta, Elías Bendodo, que el Gobierno del PP y de Ciudadanos es sólido, que permanece unido y que, en definitiva, vive su jornada a jornada de gestión "encapsulado", ajeno al mundanal ruido.

Llegados los primeros cien días de administración dual, Bendodo ha asemejado el armazón de la coalición de Gobierno a una especie de núcleo de uranio blindado por una estructura de plomo, hormigón y acero que le procura aislamiento sobre la furia exterior, es decir, el seísmo propio de cada proceso electoral.

El núcleo del Gobierno, afirman desde el Ejecutivo, llega estable al final del periodo de gracia y lo hace a pesar de esa radiactividad que, desde los aledaños del reactor gubernamental, emana el núcleo de la mano de Vox.

La sangre no ha llegado por ahora al río, aunque en la formación de Francisco Serrano lleven amenazando casi desde la constitución del Gobierno andaluz con dejar a Andalucía sin los Presupuestos de 2019.

Apoyo de Vox para convalidar la reforma fiscal

Hasta la fecha, pese a los sucesivos amagos, un día sí y otro también, los doce parlamentarios de Vox votaron esta semana junto a PP y Ciudadanos la convalidación del decreto de reforma fiscal, la primera y casi única iniciativa de calado político propulsado por el Gobierno andaluz en tres meses de andadura.

Un periodo, cierto es, en que no dejan de interferir los procesos electorales. Ahora, tras las generales, llegan las municipales, autonómicas y europeas, que es como para enclaustrarse en una cápsula.

El Gobierno ha impulsado en cien días las primeras 21 medidas de las noventa que contempla el acuerdo PP-Cs para la legislatura. El envoltorio, inevitablemente, ha primado sobre el contenido, que se ha limitado a lo largo del centenario de días en la reforma fiscal, las auditorías a la administración paralela, las lamentaciones a la herencia recibida y en sus correspondientes planes de choque.

Desde la manifestación en el Parlamento a las listas de espera

Desde aquella manifestación en las puertas del Parlamento, día de la investidura de Juanma Moreno como primer dirigente andaluz de la democracia ajeno al PSOE, las cosas en palacio se han ido sucediendo con la cadencia que permitió el retraso en los nombramientos de altos cargos en los diferentes departamentos de la Junta.

Una vez establecidas las estructuras de las consejerías –no sin varios incidentes de calabazas a unos y amiguismos en otros–, los consejeros se han dedicado, en primer lugar, a tantear el suelo en el que han empezado a pisar. Estos primeros roces han sido un verdadero surtido de titulares.

Las listas de espera para especialistas médicos y quirófanos –medio millón no reconocidos– y listas de espera para personas pendientes de una evaluación de su grado de dependencia –34.000– han dado suficiente de sí. A los gritos en el Parlamento le han correspondido sus ecos en conferencias y cursos a los que acudían los consejeros. Ruido y acusaciones de deslealtad aparte, se entiende que el contexto electoral ha influido en este lapso de agitaciones. Y el Gobierno, en su cápsula.

El resto de las 20 medidas y los planes de choque

Las otras veinte medidas políticas anunciadas en el Consejo de Gobierno se han quedado en eso, en anuncios que deberán materializarse por vía parlamentaria. Incluidas las esperas que están acusando los planes de choque frente las listas de espera.

Menos frutos podrá recolectar el Gobierno de la criticada elefantiasis de la Administración andaluza. Las auditorías a la administración paralela han resultado con duplicidad de funciones –nada que no se supiera de anteriores informes–, mientras que los puestos de "enchufados" van a ser revisados uno por uno. Futuro de indicativo.

En general, la reducción de las plantillas no han tenido la dimensión esperada, aunque se precian los consejeros de la Junta de haber iniciado reformas burocráticas para simplificar la letanía de trabas administrativas.

En su cápsula, el Gobierno de la Junta se ve capacitado para gestionar una comunidad que ha generado pantagruélicas anomalías contables en lo precedente: 26.923 millones sin ejecutar, 2.988 millones de subvenciones no justificadas o 762 millones en condenas judiciales.

En lo venidero, el Gobierno andaluz confía en renovar los órganos de extracción parlamentaria y en exigir a Pedro Sánchez la eternamente debida financiación autonómica. Pero antes estarán los Presupuestos. Y antes, las elecciones que obligan a la cápsula.

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