La aldaba

Carlos Navarro Antolín

cnavarro@diariodesevilla.es

La capacidad de sufrir de mi Juan

El candidato socialista deberá tirar del espíritu de 2011, cuando resistió con el peor resultado frente a un PP arrollador

Juan Espadas

Juan Espadas / J. C. (Sevilla)

En la campaña que unos y otros se han empeñado en olonizar, fenómeno que se ha extendido a los medios de alcance nacional, dicen que el PSOE andaluz está pinchado. Mi Juan (Espadas) rememoró esta semana la victoria socialista de mayo de 1982, cuando España gobernaba la UCD y los socialistas andaluces obtuvieron 66 diputados, precedente del octubre rojo que llevó a Felipe a la Moncloa hasta nada menos que 1996. Hoy el PSOE andaluz tiene justo la mitad de diputados que entonces. Andalucía no es ya el fortín del puño y la rosa. La maquinaria se ha oxidado por diversas causas tras años en los que funcionó a la perfección una identificación absoluta de la siglas de un partido con el propio concepto de autonomía e incluso con el andalucismo. El PSOE actual tiene hasta que pedir dinero prestado a sus militantes y simpatizantes en una línea de microcréditos que se ofrecen con intereses del 2%.

El debate actual es si Espadas logra, al menos, conservar los 33 diputados de Susana Díaz. A mi Juan le ha tocado lidiar con el toro más tobillero al que se ha enfrentado un candidato socialista a la Presidencia de la Junta de Andalucía. A su favor tiene una demostrada capacidad de aguante, sabe sufrir y mantenerse en pie en las condiciones más adversas. Con resultados pobres en Sevilla, al igual que Moreno en Andalucía, ha logrado tocar poder. Se curtió como jefe de la oposición en el Ayuntamiento sevillano con el peor resultado de los socialistas en la capital (once ediles) frente al alcalde más votado en la historia de la democracia (los veinte ediles de Zoido). Supo esperar y soportar el vacío mediático cuando visitaba los barrios. A la segunda oportunidad, con sólo dos concejales más, se convirtió en alcalde, el cargo del que dimitió por exigencias del guión marcado por Pedro Sánchez.

La duda es si a mi Juan lo pusieron para recuperar San Telmo o sólo para quitar a Susana. El PSOE andaluz está tieso y desanimado. Alguna mente preclara que anida en los despachos de San Vicente debería mirarse al espejo y reflexionar sobre el regalo del padrón que se le ha servido en bandeja a la correosa Macarena Olona. Esta vez tendrá mi Juan que demostrar más capacidad de aguante que la sábana de abajo. La posibilidad de gobernar resulta casi imposible por la falta de aliados fuertes hacia la izquierda. Es elevado el riesgo de que Espadas sufra el primer tortazo del electorado dirigido contra Pedro Sánchez. Más que nunca habrá de tirar del espíritu de 2011. En el ambiente no se perciben ni restos de esa fuerza socialista en la que se criaron varias generaciones de andaluces.

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