40 años del 28-F

La alarma del asalto al Estado

  • El Gobierno de Suárez y UCD activaron su maquinaria contra el sí, que consideraban una estrategia de la izquierda social-comunista

Adolfo Suárez en una visita a Jerez

Adolfo Suárez en una visita a Jerez / D. S.

LOS partidarios del autogobierno, de la autonomía rápida y plena, tuvieron que afanarse hace cuarenta años no ya sólo en difundir y promover entre los andaluces la “urgente necesidad” de ese cambio. En paralelo, se vieron obligados a fajarse en la lucha contra el adversario que sembraba en el mismo auditorio la idea de que esa aceleración –la del artículo 151– sólo conducía a la “ruina de la región”, en expresión del dirigente de UCD Rafael Arias-Salgado.

En verdad, el partido liderado por el presidente Adolfo Suárez reculó. La formación centrista, al menos de Despeñaperros para abajo, también participó en un principio del consenso que tiñó en octubre de 1977 la Asamblea de Parlamentarios de Andalucía. No había fisuras entonces, como lo demuestra la escena en la que notables del centrismo andaluz, como Soledad Becerril y Jaime García Añoveros, van del brazo de otros dirigentes políticos en la histórica manifestación del 4 de diciembre de aquel año. La ruptura llegó después.

El partido en el Gobierno puso en marcha toda su maquinaria para convencer a los andaluces de que “éste no es tu referéndum”. Y los conminaba a abstenerse, enviando el mensaje contrario al de PSOE, PCE y PSA. Del centroderecha sólo se alineó a favor del 151 la Democracia Cristiana Andaluza, firmante del Pacto de Antequera. La potencia de dicha maquinaria quedaba fuera de toda duda. Los adversarios del 151 y partidarios del 143 contaban con RTVE, corporación de la que había sido director general entre 1969 y 1973 quien habitaba en La Moncloa, Adolfo Suárez. El Ente Público ponía altavoz a las tesis gubernamentales y sordina a los esfuerzos de Rafael Escuredo y compañía.

Además, UCD no estaba sola en la construcción del dique. La abstención que propugnaba era suscrita por la derecha. Coalición Democrática, marca con la que la Alianza Popular de Manuel Fraga se había presentado a las elecciones generales de 1979, también se mostraba partidaria de que Andalucía se desviara de la autopista del 151 y emprendiera la carretera del 143. Ni que decir tiene que la extrema derecha que dirigía el jefe de Fuerza Nueva, Blas Piñar, que había llegado al Congreso de los Diputados con la candidatura de Unión Nacional, no optaba por lo uno ni por lo otro: directamente por el no.

Esa unidad de la izquierda en favor del 151 sirvió a UCD para acusar al “pacto socialcomunista de los ayuntamientos y la izquierda extraparlamentaria” de “demagogia” por defender que el sí mayoritario el 28-F marcaría el comienzo de un proceso con el que poner fin al déficit político, económico, social y cultural de Andalucía. Para el partido de Suárez, la cúpula y el aparato tanto del PSOE como del PCE, especialmente, lo que perseguían con una victoria en el referéndum era un “asalto al Estado”, según había dictaminado el Comité Ejecutivo Nacional del UCD apenas un mes antes del 28-F. El suelo se abrió bajo los pies de más de un ucedista andaluz.

La encrucijada resultó dolorosa. Manuel Clavero Arévalo, ministro de Cultura y presidente de UCD, la resolvió con su dimisión y abandonando estas siglas, convirtiéndose, así, junto con el de Escuredo, en el principal rostro de la reivindicación autonomista. Clavero había sido precisamente nombrado por Suárez, con anterioridad, ministro adjunto para las Regiones. Desde este departamento diseñó la futura arquitectura territorial de España, el Estado de las Autonomías. Lo hizo desde un principio que consideraba básico e intocable, el de solidaridad entre las comunidades. Fue cuando el “café para todos”. Al defender su partido un descafeinado para Andalucía, Clavero se marchó.

Manuel Clavero Arévalo en un mitin en Casares Manuel Clavero Arévalo en un mitin en Casares

Manuel Clavero Arévalo en un mitin en Casares / D. S.

En la campaña del referéndum, UCD se presentó a los andaluces como un “partido autonomista” que propagaba los beneficios de la vía del 143 como “el mejor procedimiento para alcanzar un verdadero y estable poder político para Andalucía y la indudable igualdad con las regiones históricas”. Para convencer a los votantes de que el del 28-F no era su referendum, el partido enviaba a los “patriotas andaluces de UCD” a advertir de “la trampa que nos tienen preparada” y a emplazar a los ciudad “a pedir que Dios nos ilumine y nos salve de la mayor tragedia que la historia nos quiere preparar”.

Con una retórica con algo menos de sabor a nacional-catolicismo, el ministro de Hacienda, el turolense afincado en Sevilla Jaime García Añoveros, advertía que su partido haría todo lo posible “por buscar en el estatuto [a través del artículo 143 de la Constitución] todas las garantías posibles para que Andalucía no quede vinculada definitivamente a un gobierno social-comunista”, y venía a pronosticar que dado el escenario político del momento, un voto afirmativo el 28-F “nos abocaría a una situación en que nuestra debilidad sería obvia”.

No erró García Añoveros en su augurio. Tapias hubo a lo largo de la geografía andaluza en la que se podía leer en aquellos días el aviso al presidente del Gobierno y líder de UCD: “Suárez, ¡cuidado con Andalucía!”.

Así fue. A la propaganda del no, muchas veces enrevesada y confusa, cuando no ininteligible –como la propia pregunta de la consulta– para muchos andaluces de entonces, Clavero, Escuredo y el resto de los partidarios del 151 recorrieron calle por calle, pueblo por pueblo y ciudad por ciudad contrarrestando el mensaje del Ejecutivo y del partido centrista con mucha más contundencia, inmediatez y claridad. A UCD le fallaron, además, muchos de los cimientos que creía bastante más sólidos y firmes. No fueron pocos sus líderes locales que siguieron los pasos de Clavero –las corporaciones municipales fueron claves en la fecundación del proceso autonómico– y se decantaron por un respaldo sin ambages por el 151. Ni que decir tiene de muchos de los que fueron sus votantes en comicios anteriores. Y el 28-F ganó.

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