José Manuel Atencia / Soltando grillos

Si hoy es martes, toca mala noticia

  • Resulta un bochorno que todavía se pueda polemizar sobre cómo se deben contar las personas en una lista de espera o discutir sobre realidades medibles con datos que deberían ser transparentes

Si hoy es martes, toca mala noticia

Si hoy es martes, toca mala noticia / Rosell

Desde que el PP y Ciudadanos gobiernan en la Junta, todos los martes el portavoz del ejecutivo andaluz y consejero de Presidencia, Elías Bendodo, sale del Consejo de Gobierno para anunciarnos una mala noticia. La primera mala noticia con la que se estrenó en el cargo fue que en las listas de espera de la sanidad pública andaluza había medio millón de pacientes que eran invisibles a la estadística. A veces, lo bueno de una mala noticia es que la que viene después suele ser buena. En esta ocasión, fue el anuncio del nuevo Gobierno de que ponía en marcha un plan de choque, en concertación con las clínicas privadas, para bajar las listas de espera. Este pasado martes ocurrió otro tanto de lo mismo. Bendodo sacó del limbo a 34.000 dependientes –lo que eleva a cien mil el número de personas mayores a la espera de ser atendidas– para al instante podernos anunciar un plan de choque de 77 millones de euros con el que paliar la situación. Más que una forma de gobernar, parece una estrategia para justificar que gobiernan para remendar el mal gobierno de sus antecesores.

Hay algunos martes, sin embargo, que Bendodo se limita a darnos malas noticias: que la deuda de la Junta se eleva a 33.867 millones de euros; que en diez años los ejecutivos socialistas dejaron de ejecutar más de 26.923 millones en inversiones; que la Junta tiene que pedir que se devuelvan más de 3.400 millones, de los que 900 ya han prescrito; que cada día se pierden medio millón de euros y embargan en varias ocasiones a la administración andaluza. Y así un martes sí, y el otro también, cada cifra se convierte en un titular en los medios de comunicación. De ahí que, más que una forma de gobernar, parece también una estrategia para justificar que no pueden gobernar como ellos anunciaron que gobernarían.

Desde que el PP y Ciudadanos gobiernan en la Junta, todos esos mismos martes, ya por la tarde, el PSOE andaluz sale en tromba a desmentir esos datos; a rechazar la fórmula utilizada para contar a pacientes o dependientes; a negar que los fondos no gastados se hayan perdido o a censurar la falta de rigor en la utilización de los datos. Y así un martes por la tarde, sí, y el otro también, los socialistas lanzan al ex consejero Antonio Ramírez de Arellano a contrarrestar lo dicho por Bendodo con otras estadísticas con las que justificar lo contrario. Y así estamos disfrutando los ciudadanos de la nueva legislatura. De un lado, un Gobierno del PP y Ciudadanos haciendo oposición a los anteriores gobiernos socialistas. De otro, la oposición socialista defendiendo su gestión como si todavía estuviera gobernando.

Tengo un amigo que sostiene que nunca hay que tener una discusión sobre algo que se puede medir o pesar. Y resulta un bochorno que, a estas alturas, todavía se pueda polemizar sobre cómo se cuentan las personas que están en una lista de espera; o que se pueda discutir sobre realidades que deberían ser fácilmente medibles con datos exactos, como el grado de ejecución de las inversiones presupuestadas en una administración pública. Cuando un Gobierno concluye su etapa en una institución debería recoger los bártulos y dejar sobre la mesa un informe preciso sobre cómo ha gastado hasta el último euro que tenía asignado; cuáles son las inversiones comprometidas que quedan por realizar y hasta dónde alcanza el grado de ejecución de las iniciadas.

Como esto desgraciadamente no ocurre, es más que razonable que el nuevo Gobierno de la Junta no quiera responsabilizarse de nada de lo que le hayan dejado los anteriores Gobiernos socialistas y que sus primeras medidas hayan sido encargar auditorías internas en empresas y agencias públicas para conocer la situación real de las arcas autonómicas. Tan lógico como que el Gobierno airee luego los resultados y que el PSOE salga inmediatamente a la palestra para desmentirlos. Es el juego de siempre, acrecentado ahora por la proximidad de las citas electorales. Sin embargo, si el PP y Ciudadanos están alarmando sobre la herencia recibida para poder justificar el incumplimiento de promesas realizadas en campaña, corren el riesgo de generar una enorme frustración entre los ciudadanos. El PSOE ya pagó su supuesta mala gestión con una importante pérdida de votos que les descabalgó del gobierno de la Junta tras casi cuatro décadas ininterrumpida. De ahí que, además de sacar a la luz todas las miserias anteriores, empieza tocar ya que el nuevo Gobierno empiece a tomar medidas para solucionar las cosas.

De momento, y hasta que llegue ese día, ya falta menos para que sea otra vez martes. El nuevo Gobierno tiene una mala noticia y otra buena que darnos. ¿Cuál queremos que nos cuenten primero?

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