Andalucía

El SAS cree que la receta electrónica ayudará a asistir a los veraneantes

  • La informatización de las boticas de las playas aliviaría las consultas médicas

La recién designada directora general de Asistencia Sanitaria del SAS, Áurea Bordons, fue la encargada de presentar ayer los planes de verano de esta macro-organización sanitaria, en la que trabajan cerca de 100.000 personas. La gran mayoría de ellas alberga la pretensión de tomarse vacaciones. Muchas, en agosto. Un sudoku difícil de cuadrar en una empresa que nunca cierra. Para poder sustituir al personal en los meses veraniegos, la Junta destinará 136,1 millones de euros. En ayuda de ese desembolso aparece un factor al que se alude desde el SAS por primera vez este año: la capacidad de la receta electrónica de aliviar la presión asistencial de los centros de salud de las playas andaluzas. Según la Junta, prácticamente todas las boticas costeras de la comunidad están ya informatizadas: eso significa que muchos de los veraneantes que tenían que ir al centro de salud a renovar tratamientos en mitad de las vacaciones, ya no tienen que hacerlo. Porque sus datos ya son accesibles desde la botica.

En términos prácticos, la receta electrónica supone una disminución del 20% de las consultas en un centro de salud. Alivio que deberían experimentar este verano, asimismo -así lo espera el SAS-, los centros de atención primaria playeros y ubicados cerca de farmacias preparadas para operar con este sistema.

En cualquier caso, además de las sustituciones de verano y del apoyo de la receta electrónica, hay previsto un contingente profesional para reforzar la asistencia sanitaria en zonas de especial demanda turística, como son las costas en verano. Según los datos que facilitó ayer Bordons, el SAS contratará a 233 profesionales de refuerzo, que se distribuirán en 48 centros de salud. Se trata, en total, de 93 médicos de familia, seis pediatras, 92 enfermeras y 42 profesionales auxiliares.

La distribución de esos refuerzos no responde a criterios meramente proporcionales a los censos de población estimados para el verano. Se tienen en cuenta, además, perfiles sociodemográficos vinculados a la vulnerabilidad ante riesgos para la salud.

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