Obituario

Muere Guadalupe Ternero, la sevillana que 'salvó' a los estudiantes de Salamanca

Guadalupe Ternero

Guadalupe Ternero / DDS

En la salud y en la enfermedad. Vivieron en santo matrimonio casi siete décadas. Guadalupe Ternero (1929-2022), ha sobrevivido casi año y medio al amor de su vida, a una vida llena de amor con Manuel Clavero Arévalo (1926-2021). Pequeña de las cinco hijas de Juan y Leonor, matrimonio que completaría Juan, único hijo varón, Guadalupe Ternero nace el 4 de febrero de 1929. Conoció a Manuel Clavero veraneando en la playa de Punta Umbría. Su futuro esposo se fue soltero a Salamanca, para dar clases de Derechos Administrativo (con Adolfo Suárez entre sus alumnos) y regresó casado a Sevilla.

De residir en un colegio mayor de la ciudad castellana, pasó a vivir en un hotel con la sevillana con la que contrajo matrimonio el 17 de octubre de 1953 en la iglesia de San Nicolás, templo de la hermandad de la Candelaria. En 1953 se casan y su esposo obtiene la cátedra en Sevilla. "Menos mal que apareció la Lupe", dice Manuel Clavero Ternero, uno de los cinco hijos del matrimonio, que le decía en el despacho Montero-Aramburu Alfredo Flores, el futuro fiscal de la Audiencia de Sevilla y pregonero de la Semana Santa, alumno en la cátedra salmantina de Clavero, "porque si no nos quedamos toda la promoción con el suspenso en Derecho Administrativo de por vida".

El matrimonio tuvo cinco hijos: Lupe, Mercedes, Manuel, Juan José y Pablo. Nueve nietos y siete bisnietos. Ha muerto el día de la Inmaculada. "Desde que murió mi padre, el cincuenta por ciento de su vida, se fue apagando. Se ha ido dulcemente, saludando a sus hijos y nietos, tirándonos besos", dice Manuel. Hoy la velan los suyos en el día que el calendario cristiano dedica a Juan Diego, el indígena mexicano al que se le apareció la Virgen de Guadalupe y le habló en náhuatl. Guadalupe Ternero era mujer de profundas convicciones cristianas. "Cuando éramos estudiantes, siempre nos daba las buenas noches con un beso en la frente y la señal de la cruz".

Fue la compañera de don Manuel Clavero en su apasionante y algo tormentosa singladura política. Testigo privilegiado de su cambio de plaza universitaria, de Salamanca a Sevilla, donde tuvo como alumno a Felipe González; de los años de rector de la Hispalense, de 1971 a 1975, unos meses antes de la muerte de Franco, incluido el periodo de la revolución de los claveles; su etapa de ministro de las Regiones y de Cultura hasta que le presentó a su antiguo alumno Adolfo Suárez la dimisión el 16 de enero de 1980, primero y casi único en democracia. "Cuando mis padres se fueron a Madrid, nos quedamos con la abuela Pilar, mi abuela paterna.

Ellos venían todos los fines de semana". Manuel Clavero era de 1926 y Guadalupe Ternero de 1929, el año de la Exposición Hispanoamericana de Sevilla. Coetánea de Manuel Olivencia y Manuel Losada Villasante, buenos amigos de su esposo, con el que fueron nombrados en 2007 socios de honor del Ateneo de Sevilla. Clavero presidió el Consejo Editorial del Grupo Joly. Guadalupe escuchaba atentamente las respuestas de su marido, en silla de ruedas por sus problemas de rodilla, cuando este periódico lo entrevistó en su 90 cumpleaños. Ella fue mucho más que una consorte, su compromiso era más profundo. Quizás no se entienda sin su aliento, sin su discreto espaldarazo, la convicción de Clavero en la reivindicación del 28-F, cuando no le dolieron prendas romper con sus correligionarios de la capital del Estado.

Bética consorte, asistía muchos domingos al espectáculo de don Manuel oyendo el fútbol por la radio que le regaló Alejandro Rojas-Marcos, al tiempo que atendía los papeles de su despacho de abogado. Clavero y Guadalupe Ternero se casan en 1953, el año que accede al trono de Inglaterra la reina Isabel II, que nació el mismo año que el catedrático sevillano y murió el mismo año que su esposa Guadalupe, la bañista de Punta Umbría. En la citada entrevista, Clavero contaba que la proclamación de la República le cogió a punto de cumplir los cinco años. Vivían en la calle Recaredo y en la calle oía eslóganes como "Hijos sí, maridos no". Guadalupe incumplió el segundo término de la proclama.

Sus hijos destacan en ella la dulzura y la generosidad "con la familia y con los terceros, desde el lotero de la Plaza de Cuba a los que pedían en la iglesia de los Paúles". Sus restos están en el tanatorio de la SE-30, donde mañana sábado tendrá lugar un responso a las 10 de la mañana.

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