Bancos, relojes, navajas, chocolate, queso y, ahora, el botellón. El fenómeno por el que miles de jóvenes se concentran en un lugar público para beber ha llegado a Suiza importado de España. Las autoridades y los medios de comunicación del país helvétivo han acuñado la palabra original, botellón o botellones, y han rastreado internet hasta dar con los responsables de las concentraciones multitudinarias de jóvenes que colapsan las plazas de sus ordenadas y limpias ciudades.

¿Una iniciativa espontánea? Error. Detrás de las citas se encuentra un grupo de estudiantes españoles. Desde su portal personal en Facebook, Javier Martínez, de 22 años, modera un foro de debate desde el que se organizan los eventos.

Los estudiantes españoles organizaron un macrobotellón en Ginebra a mitad de julio donde reunieron a 1.300 jóvenes. Las autoridades optaron por prohibir la siguiente convocatoria del 8 de agosto, pero el alcalde de la ciudad, Manuel Tornare, consciente de que los jóvenes iban a jugar al gato y el ratón con la policía, optó por iniciar un diálogo con los organizadores y autorizó un botellón el pasado día 21 en el parque de los Bastiones. El acuerdo fue elogiado por varios comentaristas del rotativo local La Tribune de Genève como una "decisión sabia" para encauzar la fiesta. En los cantones de habla alemana, la iniciativa se encontró con una oposición frontal. Lausana prohibió el programado el día 22. La misma senda siguieron en Zurich y Berna, ante los botellones convocados los días 29 y 30.

Los jóvenes suizos y los estudiantes extranjeros celebran el fin de los éxamenes con una alternativa de bajo costo a los clubes nocturnos. En la página de Facebook de los organizadores, más de 800 jóvenes cuelgan fotos de sus hazañas. Martínez reproduce una entrevista con la revista Jungle en el que el entrevistador recuerda que el botellón más grande hasta la fecha reunió en Sevilla a 70.000 personas.

El joven defiende el botellón como una forma de socialización. "Créalo o no, no soy especialmente fan de alcohol, pero me gusta conocer gente nueva", asegura. El español, natural de Santiago de Compostela, explica en qué consiste el "típico" botellón español, sin división por estratos sociales o de género, y explica que pequeños grupos de españoles ya se reunían a beber en los parques. La novedad consiste en promocionarla en internet o sms para conseguir la mayor afluencia posible. Mensaje en un botellón.

Los medios de comunicación suizos se han entregado al debate y son constantes las alusiones a la competencia entre Sevilla y Granada en las fiestas de la primavera de 2006. Entonces, jóvenes utilizaron internet para protagonizar un duelo para ver cuál de las dos ciudades congregaba a más personas. Ganó Granada, con cerca de 30.000 personas, y los reportajes gráficos sobre aquel macrobotellón se suceden en las ediciones digitales de los periódicos suizos.

Restos de basura, desmadre, un joven dormido entre botellas, otro bebiendo de un gran litro de vino, son las imágenes que selecciona el Berner Zeitung de Berna, bajo el título Botellón: una palabra que hace caer en redondo. El Blick, otro de los de mayor tirada en habla alemana, habla de Spanishes Saug-Orgie, la orgía española de la bebida. En este diario relata su visita a un botellón el periodista Lorenz Honegger, que acabó ensangrentado tras recibir un botellazo. Videos de Youtube con menores, sobre todo chicas, fumando y bebiendo, alertan a los lectores de la Suiza alemana del peligro de que los jóvenes importen el botellón.

Poco o más bien nada dicen los rotativos suizos de que los botellones están prácticamente controlados en las ciudades andaluzas. Los botellódromos, espacios autorizados por los ayuntamientos para el consumo de bebidas en vía pública, funcionan en las capitales de Cádiz, Córdoba, Málaga, Granada y Jaén, buscan una nueva ubicación al de Huelva, está en suspenso el de Sevilla y no se habilitará en Almería.