Sierra Morena fue durante la Reconquista una frontera natural donde se libraron importantes batallas.Numerosos municipios en sus estribaciones guardan castillos y fortalezas que aún resisten. Son restos de un pasado donde, como en todas las fronteras, además de ser lugar de guerras y espadas, también había espacio para la convivencia y el conocimiento de otras civilizaciones porque desde el 711 hasta 1492 todo no fue pelear.

Desde hace 14 años, con los primeros días de septiembre vuelven a Alanís los caballeros, mercaderes, trovadores y bufones que recorrieron la sierra ganándose la vida en este territorio de batallas. Una aventura que hace que hasta 30.000 personas pasen por un municipio con 2.000 habitantes.

Desde mañana y durante tres días, el pueblos es un gran teatro donde los encargados de animar las jornadas no son sólo los actores, sino también los que se acercan a participar de esta visión de la Edad Media que se produce en un pequeño pueblo de Sierra Morena.

Unas jornadas donde Alanís recuerda, entre las luz amarilla del atardecer de septiembre, otros tiempos. El visitante, ayudado por las banderolas que adornan las calles y las fachadas de rocas pintadas que se han superpuestos a las de cal del resto del año, viaja en el tiempo. Todo está preparado para respirar caballeros andantes, cantos de trovadores, acrobacias de bufones y mercadería de tierra de berberiscos.

Alanís vive esta fiesta bajo la atenta mirada del castillo, una fortaleza del siglo XIV donde los pendones vuelven a llamar al viento desde lo más alto de sus torres y almenas. Murallas que rodean un patio de armas donde, en lugar de velar desde el adarve lanzas, armaduras, mazas, espadas, hachas o picas, suenan obras de teatro y espectáculos que recuerdan la historia del municipio de la Sierra Norte sevillana.

Como ya ocurrió en ediciones anteriores, en el recinto interior del castillo se interpretan hechos importantes en la historia del municipio sevillano como la conquista del castillo de Al-Haniz, los enfrentamientos entre el duque de Medina Sidonia y el marqués de Cádiz; los amores del cristiano y la morisca Accsia o cómo se erigió la ermita de Nuestra Señora de las Angustias.

Este año, tanto mañana como el sábado por la noche se recreará en el patio de armas la toma de la fortaleza, así como la leyenda de los amores de la morisca Ascia y el caballero cristiano.

Historia y artesanía mezcladas en un pueblo donde ambas conviven cada día y las jornadas medievales son una clara muestra de ello, donde la participación de artesanos es cada vez mayor. La visita a los diferentes expositores es una de las principales actividades por las mañanas.

Como en toda ciudad de la Edad Media, tampoco faltan en esta aldea los talleres. El sábado y el domingo los visitantes conocerán cómo se trabaja la talla de madera, el esparto, el barro y el cristal. Viejos oficios al alcance de la mano.

Y es que, con la luz del día, bajo el cielo limpio de Alanís y sin abandonar la ambientación medieval es una de las mejores maneres para recorrer el camino desde la plaza del Ayuntamiento hasta el castillo y la ermita. La cuesta es empinada, por lo que el Consistorio ha puesto una serie de microbuses para que todo el mundo disfrute de Alanís desde el punto más alto del municipio y pueda acceder a las actividades que se realizan en este recinto.

La programación comenzará mañana, con la inauguración oficial a las 20:30, en la Plaza del Ayuntamiento, con el pasacalles medieval infantil en el que participarán los niños de la localidad. Los trajes que llevarán puestos están realizados por ellos mismos.

Los vecinos participan plenamente de las jornadas. De hecho, uno de los estrenos es la música de la asociación local Hortus Musium Alanisense, con dos conciertos en la Plaza de Santa María. Además, la asociación teatral Al-Haniz representará mañana y el el sábado por la tade la comedia El conjuro de la bruja Coruja en la ermita de San Juan Bautista.

La recreación histórica de Al-Haniz será realizada por Troula Animación. Durante tres días serán los encargados de que bufones y trovadores se paseen por las calles, caballeros medievales demuestren su valentía y méritos para conquistar el castillo, y brujas, vagabundos y acróbatas se adueñen de los caminos de esta aldea reinventada.

Al caer la noche, las actividades continúan con la colaboración de voluntarios. Es el momento en el que la calle de San Juan, aledaña al castillo, se convierte en la Calle del Fuego. Las velas del suelo recrean figuras que evocan paz y armonía.

Tres días donde cualquier rincón será adecuado para que cuentacuentos recuerden historias donde el protagonista siempre es este pueblo de la Sierra Norte de Sevilla.

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