Toros

El mexicano Joselito Adame abre la puerta grande en Gijón

segunda corrida de la FERIA de begoña de gijón Ganadería: Se lidiaron cinco toros de La Quinta, bien presentados en conjunto y de desigual comportamiento, de entre los que han destacado el primero, el quinto y el sexto. El cuarto ha sido un sobrero del Conde de Cabral, muy complicado. TOREROS: Manuel Jesús 'El Cid', que sustituía a Manuel Escribano, ovación y silencio. Fernando Robleño, ovación y oreja. Joselito Adame, oreja y oreja. INCIDENCIAS: Plaza de toros de Gijón. Alrededor de media entrada en tarde soleada y con ligero viento.

El matador de toros mexicano Joselito Adame cortó dos orejas, una a cada toro de su lote, y salió a hombros en el segundo festejo de la feria taurina en honor a la Virgen de Begoña de Gijón, en el que Fernando Robleño sumó también un apéndice y Manuel Jesús El Cid fue ovacionado en su primer toro.

Adame fue el primero en tocar pelo en la tarde. Lo hizo en su primero, toro que no acabó nunca de embestir con franqueza, sin clase y con la cara natural, al que el hidrocálido instrumentó una labor bien hilvanada y argumentada en la mano diestra, y abrochada con ajustadas manoletinas. La magnífica estocada final fue crucial para concesión del trofeo.

En el sexto, otro buen toro, Adame sacó todo su arsenal para tratar de llevarse el gato al agua. Faena muy intensa y de mucho impacto entre el aficionado gijonés, que disfrutóespecialmente en los últimos derechazos que el mexicanointerpretó sin engaño. A pesar de faltar contundencia con los aceros, logró el apéndice que necesitaba para la salida a hombros.

El Cid protagonizó una interesante faena al toro que abrió la primera corrida de la Feria de Begoña. El astado, de buena condición, le permitió cuajar excelentes tandas de muletazos, especialmente buenos los que brotaron al natural, su especialidad.

Toreo de larga distancia, reposado, templado y de trazo largo, limpio y profundo. Buena actuación del torero de Salteras, que, sin embargo, se vivió con incomprensible frialdad desde el tendido. Eso y que tampoco estuvo fino con los aceros hizo que todo quedara en una ovación.

El cuarto fue un sobrero del Conde de Cabral, sustituto de uno de La Quinta que fue para atrás por culpa de un infortunio, el del picador de turno, que, al ser descabalgado por el astado, ha caído con la puya sobre el animal, desollándole el costado derecho.

Mala suerte para El Cid, pues el de Cabral fue un toro de pocas fuerzas, que, además, desarrolló complicaciones en la muleta, frenándose y sin acabar de pasar. El sevillano lo probó por uno y otro lado antes de irse definitivamente a por la espada.

De puntillas pasó Fernando Robleño en su primero, un toro muy en el límite de todo con el que el madrileño anduvo resuelto y con oficio, dentro de una faena de poco contenido en lo artístico y menos calado en los tendidos. Lo mejor, la gran estocada al segundo intento.

El quinto, en cambio, lució un comportamiento más suavón y bonancible, lo que aprovechó Robleño para construir una labor de mucha entrega, aderezada también con algunos pasajes de muy buena firma, que conectaron, y mucho, con el graderío, de ahí que, tras la estocada, le premiaran con un apéndice.

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