Toros

La historia insólita de 'Velador', indultado en Las Ventas

  • El toro de Victorino, que aparecía como 'Belador' en la tablilla, tardó dos horas en volver a los corrales

En la Corrida de la Prensa del año 1982, celebrada tardíamente el 19 de julio, aconteció un hecho histórico en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid con el toro Belador -así figuraba en la tablilla- y que posteriormente y según el ganadero era Velador, con V, al pertenecer a la familia de las Vencedoras.

El astado, de Victorino Martín, único toro hasta ahora indultado en Las Ventas, estaba marcado con el número 121 y dio en la báscula 520 kilos de peso. Encastado, se entregó con clase en una buena lidia, derribando en varas; si bien hubo discrepancias de pareceres en cuanto al indulto, ya que parte de los aficionados querían aquilatar su bravura en un tercer encuentro, al que no obligó la presidencia. De hecho, Director, que saltó en cuarto lugar, fue mejor toro. Tras la petición y concesión del mismo, Ortega, quien había realizado una excelente faena, con temple y profundidad, simuló el tercio de muerte con una banderilla y posteriormente fue premiado, simbólicamente, con las dos orejas y el rabo.

A partir de aquí llega lo más sabroso de la historia porque el toro tardó casi dos horas en volver a los corrales. Primeramente se emplazó en los medios, como mandón del ruedo, y le intentaron conducir a toriles con la tradicional parada de cabestros. En ningún momento hizo caso de la misma y una y otra vez amenazó y derrotó a varios de los bueyes. El tiempo transcurría y algún torero llegó a tirar de capote... Tampoco. El toro, emplazado, continuó mandando en el ruedo.

A alguien se le ocurrió soltar un perro, con la finalidad de provocar a Velador, que lanzó un par de serios derrotes al cánido. Incluso apagaron las luces de la plaza, dejando encendidas las de chiqueros. No había forma. Al fin, el toro decidió marcharse por su cuenta por el portón de toriles transcurridas casi dos horas. Como en aquella época no existían los móviles y la sala de prensa se encontraba cerrada, hubo algún reportero de una importante cadena de radio que llegó a narrar, en varias intervenciones, desde una cabina telefónica, esta historia insólita del encastado Velador.

Por otro lado, las escenas jocosas se conviertieron para algunos espectadores en reproches al llegar a su casa, ya que el espectáculo completo, más de dos horas de corrida de toros y casi otras dos por el rebelde toro Velador, hicieron que "más de un matrimonio se rompiera"; según afirmó en alguna ocasión Victorino Martín.

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