Toros

Toñete, premio a su actitud épica

  • El novillero madrileño corta una oreja en el sexto, en medio de un diluvio y con el ruedo convertido en un auténtico lodazal

  • Pablo Atienza y Alfonso Cadaval, de vacío

Toñete, quien se alzó ayer con el único trofeo concedido en Las Ventas.

Toñete, quien se alzó ayer con el único trofeo concedido en Las Ventas. / juan carlos vázquez

Antonio Catalán Toñete, que se presentaba en Las Ventas, consiguió el único trofeo en el último acto de un espectáculo donde la novillada de Conde de Mayalde, en conjunto bien presentada y manejable, no fue aprovechada por una terna con más actitud que acierto. Fue saltar ese sexto, negro, de buenas hechuras, y se desató una tempestad de granizo y lluvia infernal. El ruedo se convirtió en segundos en un auténtico lodazal y la imagen del torero toreando en esas condiciones resultó épica. Todo cuanto hizo el madrileño tuvo trascendencia al tener que jugársela en un piso de plaza que era una pista de patinaje. El novillo, que derribó en varas, con nobleza, también lo tuvo difícil para embestir. Toñete, que se había lucido en unas verónicas, estructuró bien la faena en la que descollaron dos buenas series diestras. Tuvo que cambiar la muleta, que debía pesarle un quintal. Con la zurda, con el toro a menos, bajó la intensidad. El piso de plaza estaba tan mal, que en un desarme el toro perdió las manos. El torero mató de estocada y el público que quedaba, refugiado en el graderío y en la andanada, solicitó una oreja, que el presidente concedió. Toñete, en medio del diluvio, descalzo, paladeó con lentitud la vuelta al ruedo con su premio.

Con el tercero, protestado de salida por su falta de remate, noble y con calidad, había realizado un trasteo académico y frío, en el que únicamente se lució en algún natural cadencioso. Mató de pinchazo y estocada baja y fue silenciado.

La novillada de Conde de Mayalde resultó manejable en su conjunto

Pablo Atienza no aprovechó su lote; siendo silenciado en sus actuaciones. El que abrió plaza, alto, suelto de salida, resultó manso, pero embistió con nobleza tras la muleta del segoviano que concretó una labor entonada que comenzó con un pase cambiado en los medios y en la que extrajo algunos muletazos sueltos con calidad. Mató mal.

Atienza recibió al cuarto con una larga cambiada de rodillas frente a toriles. Con el encastado novillo, que transmitía, le faltó mando en un trasteo muy extenso, en el que únicamente en el tramo final logró una entonada tanda diestra, pero donde faltó mando. Cerró con unas bernadinas y de nuevo falló con los aceros.

Alfonso Cadaval, que se presentó en Las Ventas, también se marchó de vacío. Ante el segundo ganó terreno con el capote. Toñete se marcó un quite ceñido por gaoneras y Cadaval respondió por uno con chicuelinas desceñidas. Cadaval, que comenzó de manera explosiva, toreando de rodillas, con la diestra, en los medios, concretó una labor que no pasó de entonado ante un novillo que acometió con transmisión y al que le faltó un punto de clase. Mató al primer envite y escuchó una fuerte ovación tras petición de oreja.

Con el alto y deslucido quinto, Cadaval, molestado en algunos pasajes por el viento, realizó un trasteo que no caló en el público. Tras una estocada y tres descabellos fue silenciado.

El ganado ofreció más, pero al final sólo quedó grabada la épica de Toñete en medio del diluvio.

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