Toros

Sólo una oreja a Rafaelillo y sólo un toro bravo de Cuadri

El diestro murciano Rafael Rubio, Rafaelillo, paseó la única oreja concedida en la corrida que cerró la feria de Julio de Valencia con una ganadería del gusto del aficionado torista, la de Celestino Cuadri, pero que sólo tuvo un toro realmente bravo con el que Román no llegó a triunfar.

Se llamaba Remiendo y fue el único toro realmente bravo que salió hoy al ruedo de Valencia, entre un conjunto de astados tan voluminosos y cuajados como deslucidos y escasos de raza. Y que, salvo alguna colada, ciertos arreones de intuido peligro o varias arrancadas nobles pero sin celo, apenas dieron argumentos para el toreo.

El diestro Román da una vuelta al ruedo y Alberto Gómez se marcha de vacío

En cambio, ese tercero de la tarde desarrolló dos docenas de embestidas vibrantes, con entrega y seriedad, que daban importancia y nivel a todo cuanto de bueno se podía sacar con ellas, que fue lo que intentó hacer el valenciano Román.

Buscó así el joven espada asentarse ante el destacado toro de Cuadri, sólo que no siempre acertó, por aliviarlo en los remates y no llevarlo correctamente sometido, a apurar la casta de un animal que siempre puso el ritmo, y la emoción, en una faena que el público vivió con interés.

Además, sus fallos con la espada -en uno de los intentos Román fue incluso arrollado por el cinqueño- impidieron que el torero local se llevara la oreja que, aun con todo, probablemente le hubieran pedido sus paisanos.

Quien sí paseó un trofeo fue Rafaelillo, el veterano del cartel, por el aseado y limpio trabajo que hizo con el primero de la tarde, todo un gayumbo de 640 kilos y tan grande como escaso de raza y de fuerzas, dentro de su noble actitud.

Pero el cuarto, que el murciano brindó al cielo en memoria de Adrián Hinojosa, el niño valenciano aficionado a los toros que murió recientemente de cáncer, fue, por reservón, el de mayores complicaciones, aunque al menos se paró pronto y no planteó mayores problemas a su matador.

El lote más deslucido, junto con el manso sexto con el que no perdió el tiempo Román, fue el de Alberto Gómez. Rajado y aplomado el segundo de la tarde y sin raza ni entrega el quinto, el otro mostrencón de la corrida, el segundo valenciano del cartel solventó la papeleta con mucha dignidad a pesar de su escaso rodaje como matador.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios