Toros

Sánchez Mejías reapareció en Cádiz a las cinco en punto de la tarde

  • El polifacético matador de la generación del 27 volvió a vestirse de luces en la gaditana corrida de la Prensa de julio de 1934 y lo hirió de muerte 'Granadino', apenas un mes después, en Manzanares

Hace setenta y cinco años, en julio de 1934, la Agrupación de la Prensa Gaditana que presidía Francisco Gómez Carrasco "Frangoca" -redactor de Diario de Cádiz y cronista taurino en estas páginas- organizó la corrida de la Prensa, la de más repercusión en el planeta del toro, de todas las celebradas en la plaza de Cádiz hasta su cierre en 1967.

Se trataba de la reaparición en los ruedos de Ignacio Sánchez Mejías. El polifacético torero de la generación del veintisiete era la gran atracción, y por ello una nube de fotógrafos obstruyó el paseíllo teniendo que saludar montera en mano, el propio Ignacio, desde el tercio.

Tenía previsto haber reaparecido con anterioridad en Barcelona, para luego torear en Nimes, Marsella y Málaga pero en junio, en un tentadero en casa de Vidarte, le hirió una becerra el muslo izquierdo. Una vez repuesto y con más entrenamiento -como matar dos toros en el encerradero de Miura o una prueba en Jandilla y Gómez Cardeña- reaparecía en Cádiz con 42 años. En activo desde 1911 a 1926, dijo que volvía a los ruedos porque se aburría. Quería torear treinta y cinco corridas, y luego lidiar en América.

Poco antes de la corrida de reaparición, en Jandilla, mató un toro al que le puso seis pares de banderillas ayudado por el mexicano Eduardo Solórzano y Carnicerito.

En Cádiz compartió cartel con el padre de Antonio Ordóñez, Cayetano "Niño de la Palma" y el recordado Pepe Gallardo, en aquellos años en todo su esplendor, y que dio su nota de valor indiscutible y se le apreció muy cuajado en verónicas y quites, estoqueando muy decidido.

Hubo buena entrada en Sombra y menos que mediana en Sol debido al levante que sopló desde la madrugada anterior y se hizo insoportable. Los aficionados de Cádiz huían de la taquilla cuando saltaba nuestro asiduo meteoro.

La presidencia de protocolo estaba formada por la dama de honor Carmen Oliver Cobeña, esposa del gobernador civil Luis de Armiñán, gran aficionado y como bienvenidista, biógrafo de Manuel Bienvenida "El Papa Negro". La presidenta, junto con una distinguida corte de jóvenes gaditanas, ocupó el palco exornado por Antonio Accame. Presidió el teniente de alcalde Manuel Agudo, asesorado por el aficionado y artista flamenco Aurelio Sellés Nondedeu, antiguo novillero.

Tras la muerte del tercero se pretendió hacer una colecta a favor del torero Rosemberg López, corneado en Sevilla, pero se opuso el director de lidia, el propio Ignacio, así como a la rifa de los sorteos, disponiendo que se hiciera al final de la corrida.

En la lidia del cuarto toro, en banderillas, se tiró un espontáneo y las cuadrillas e Ignacio le impidieron torear, hasta el punto de que el veterano espada y maletilla casi cayeron a la arena.

Ignacio, de azul pavo y oro, cortó dos orejas y rabo y dos orejas y rabo; Cayetano Ordóñez, de chocolate y oro, recibió saludos y silencio y Pepe Gallardo, de tórtola y oro, sumó dos orejas y ovación.

Al final de la lidia se procedió al sorteo de mantones de Manila, pero no fue lo único que se jugó aquella tarde. Ignacio perdió la apuesta de su vida pocos antes de que transcurriera un mes y el que fuera cuñado de Joselito el Gallo pasó a la historia del toreo.

1934

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