feria de fallas | sexta corrida del ciclo valenciano

Roca impresiona con el gran 'Rosito'

  • El limeño cuaja una excelente faena premiada con las dos orejas al tercer toro de Núñez del Cuvillo, que fue extraordinario

  • Manzanares consigue un trofeo y Castella se va de vacío

Impresionante Roca Rey, quien abrió la Puerta Grande en la sexta corrida del abono fallero, en un festejo de máxima expectación, con cartel de "No hay billetes". El tercer toro, primero de Roca, fue devuelto tras protestas por su flojedad. Se corrió turno y en su lugar saltó Rosito, negro, lucero, un toro extraordinario, bravísimo, de los que mandan a un torero al paro si no se entrega y hace las cosas bien. Un gran toro de Núñez del Cuvillo. Y Roca, que ya había presentado sus credenciales de manera firme con un quite por chicuelinas en el toro de Manzanares, lo hizo en cuerpo y alma. No le importó el viento y se la jugó sin cuentos. El público jaleó lo que hizo tanto con el capote como con la muleta. Cuando Castella entró en un quite por tafalleras y cordobinas que ratificó la boyantía de Rosito, Roca contestó con otro escalofriante por saltilleras, con la capa ondeando como bandera incontrolable. El público rugió ante la temeridad. El toro no redondeó en varas y tras el tercio de banderillas se arrancó con prontitud, humillaba y repetía tras la franela de manera incansable. El limeño se arrojó de rodillas y en un comienzo de faena explosivo se lo pasó por la espalda entre el asombro del respetable, acabando la serie con un natural y un bello remate.

Luego, la clave para convertir la plaza de Valencia en un manicomio estuvo en la ligazón y en la sorpresa en forma de cambios de mano -uno por la espalda impresionante- o alguna arrucina que intercaló con un toreo de mando, en el que bajó la mano para llevar a un ejemplar incansable. Llegó a enroscarse el toro en una serie interminable. Si con la diestra manejó la franela de nota, con la izquierda hubo naturales con sabor. Las bernadinas, en medio de un vendaval, volvieron a asustar a la parroquia. Sonó un aviso para parar esa borrachera y Roca Rey mató de un espadazo para ser premiado con dos orejas como merecido premio.

Corrida de Cuvillo con un excelente tercero y dos toros de nota -segundo y cuarto-

Ni antes ni después apenas contó para el público como este acto de máxima ebullición en una corrida de Núñez del Cuvillo, en la que también fueron de nota alta segundo y cuarto.

Roca Rey, con el sexto, un astado que fue protestado ya desde el primer tercio por su invalidez, nada pudo hacer. La presidencia se negó a devolverlo, pese a las continuas protestas del respetable. El trasteo tuvo un comienzo llamativo: de rodillas junto a tablas. Pero ya de pie el torero, el toro perdía las manos a poco que bajara la muleta el diestro. Tras pinchazo y estocada la labor fue silenciada.

Sebastián Castella no llegó a conectar con el público valenciano. Con el que abrió plaza, algo montado, justo de fuerzas y de casta, tras un comienzo con estatuarios, realizó una labor sin brillo que fue silenciada tras pinchazo y estocada.

Con el cuarto, un astado con cuajo y calidad, Castella realizó una faena desigual. Mató de estocada y fue ovacionado.

Manzanares cortó una oreja a su primer toro, un llamativo jabonero claro, carifosco, que no se empleó en varas y que embistió con brío en la muleta. El alicantino, al que le faltó ajuste en las suertes, logró los mejores pasajes con la diestra. Un estoconazo del que rodó el toro sin puntilla fue merecedor de una oreja.

Con el quinto, bien hecho, sin clase, realizó una faena con altibajos, con algunos pasajes importantes cuando llevó empapado al toro. Tras pinchazo y estocada fue ovacionado.

En el espectáculo quedaron grabados dos máximos protagonistas: Andrés Roca Rey, pletórico, y Rosito, extraordinario.

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