Toros

Ricardo Torres se reivindica en Madrid con una buena corrida

plaza de las ventas Ganadería: Toros de El Ventorrillo, bien presentados, muy nobles y de buen juego en su conjunto, sobre todo tercero, cuarto y quinto. Primero y sexto estuvieron en la frontera, mientras que el segundo fue el único que desentonó. TOREROS: Ricardo Torres, silencio tras aviso y vuelta al ruedo tras petición. David Galán, silencio y silencio tras aviso. Pepe Moral, silencio y silencio tras aviso, INCIDENCIAS: Las Ventas. Un cuarto de entrada. Un minuto de silencio en memoria del taurino Miguel Flores, recientemente fallecido.

El torero zaragozano Ricardo Torres se reivindicó en Madrid con una actuación más que notable, a pesar de que el presidente le ninguneara una oreja de ley en el cuarto toro de una importante y buena corrida de El Ventorrillo. Sorprendió Ricardo Torres, un veterano y modesto torero de Zaragoza, muy poco placeado desde que tomara la alternativa allá en el año 2001, y que demostró en Madrid que puede funcionar si se le da sitio. Ojalá tenga suerte. Ahí, al menos, quedó su reivindicación. Pero asimismo hay que elogiar la extraordinaria corrida que lidió El Ventorrillo.

Ricardo Torres sorteó en primer lugar un toro noble y de buena condición con el que anduvo muy desigual, quizás atenazado por la oportunidad que tenía hoy por delante para tratar de encaminar sus designios en la profesión. De ahí que en este toro lograra muletazos de buen trazo por el derecho, pero le faltó hacerse con la situación para acabar de aprovechar convenientemente a su antagonista. En el cuarto, sin embargo, enmendó la plana Torres con una faena templada y de buen gusto por los dos pitones. Todo lo que no fue capaz de desarrollar en el que abrió plaza lo hizo en éste, con el que estuvo francamente bien por el asentamiento, la seguridad, el aplomo y el desparpajo que mostró, muy de verdad y muy valiente también. Conectó con todo el mundo menos uno, el presidente, que decidió birlarle una oreja más que merecida y que, a buen seguro, le hubiera valido, y mucho, para relanzar su carrera. No obstante, hay que quedarse con el toque de atención que dio.

Con una larga cambiada recibió David Galán al segundo, toro muy justo de raza, frenado y de viaje corto al que planteó una batalla firme y sincera, aunque de poco eco en los tendidos. Quiso mucho el de Fuengirola, e incluso robó algún pase suelto de buena compostura por el derecho, mas el conjunto no acabó de despegar en ningún momento por culpa de la extrema sosería del animal. El quinto fue un toro noble y manejable con el que Galán se perdió en un toreo al hilo, sin apreturas y poco mandón. Faena aseada, correcta sin más, pero de poco argumento artístico. Lo mejor, como en su anterior oponente, fue la estocada final.

Soberbio fue el saludo a la verónica de Pepe Moral a su primero. Lances mecidos, cadenciosos y ganando terreno hasta los medios, y abrochados con una media a pies juntos de auténtico cartel de toros. Pero muleta en mano no hubo sintonía entre toro y torero, y eso que el de El Ventorrillo fue excepcional para el toreo, pero el defecto de Moral fue el no someterle en ningún momento, el no bajarle la mano y hacerlo todo a media altura, y así no hubo tampoco comunión con los tendidos en una faena a menos y mal rubricada con los aceros. En el sexto apuntó bien Moral sobre todo en los comienzos de faena, pero diluyéndose también a medida que avanzó el trasteo.

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