Toros

La Puebla del Río, corazón taurino

  • La localidad duplica su población para un encierro masivo y limpio

Encierro en La Puebla del Río.

Encierro en La Puebla del Río. / José Ángel García

No era Pamplona un 7 de julio, San Fermín, sino La Puebla del Río el 20 de enero de este 2018 en honor a su patrón, San Sebastián. Mediodía soleado, la gran arteria cigarrera, la calle Larga, engalanada con banderas de España y de La Puebla. Y mozos y más mozos –muchos llegados de otras zonas–, la mayoría ataviados con un pañuelo rojo y azul –colores del escudo– al cuello y un periódico en la mano, corrían delante de los novillos de Zalduendo que se lidiaron por la tarde en la plaza portátil. Voces implorando a San Sebastián para que no hubiera percances.

Un encierro multitudinario, limpio, rapidísimo –unos dos minutos de duración–, que deparó carreras emocionantes, con un recorrido idéntico al de los años anteriores –unos 700 metros–. Únicamente algún rasguño y leves erosiones que sufrieron un joven de Barbate y otro de Camas.

El chupinazo lo dieron Los Romeros de la Puebla con un Morante, testigo y artífice por cuarto año consecutivo de estos encierros que se están convirtiendo en tradicionales. “¡Que bote La Puebla!”, se escuchaba entre el bullicio y la alegría del gentío.

La imagen de San Sebastián fue sacada en su paso y colocada en un lugar privilegiado del vallado para presidir simbólicamente el encierro. Al coincidir este año el día del santo con el del encierro, la imagen del patrón salió en procesión a la una de la tarde desde la Esquina del Reloj hasta entrar nuevamente en la parroquia. Como novedad, el Tercio Alejandro Farnesio IV de la Legión, con sede en Ronda, y que había desfilado anteriormente, escoltó al santo por el habitual itinerario, incluida la tradicional vuelta a la cruz.Una vez finalizado el recorrido en la parroquia, los legionarios rindieron honores al patrón y se retiraron a paso ligero por la calle Larga para romper filas en la señera Plaza del Corpus Christi cantando El novio de la muerte.

El corazón de La Puebla latió a compás taurino y su población se duplicó –de unas doce mil personas a unas veinticinco mil– gracias a un encierro por San Sebastián que está cobrando merecida fama y que reporta unos ingresos importantes para la población, con restaurantes, bares, etcétera, abarrotados.

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