Análisis de la temporada 2016 (Y III) · La fiesta, como rehén de secesionistas y radicales

Política, antitaurinos y odio en las redes

  • Del preocupante 'antihumanismo' a ataques a un torero muerto y a un niño con cáncer.

Manifestación contra los toros el pasado mes de mayo en la Feria de de Jerez.

Manifestación contra los toros el pasado mes de mayo en la Feria de de Jerez. / Román Ríos

La temporada 2016, más allá de lo acontecido en los ruedos, ha estado marcada por una persecución extrema al público y con individuos que, ocultos en el anonimato, han atacado de manera feroz incluso a un torero muerto y a un niño con cáncer.

La Fiesta se ha convertido en los últimos años en rehén de algunas facciones políticas, principalmente de secesionistas y grupos radicales y populistas que la identifican como símbolo español. En el tema secesionista ahí está el atropello del Gobierno catalán que prohibió los toros en 2010, invadiendo competencias estatales y que el Tribunal Constitucional ha invalidado en octubre de este año, aunque de manera ambigua. En otras zonas de España, como Baleares o Galicia, la tauromaquia ha sido perseguida por el hecho identitario de que los toros son patrimonio español, fundamentalmente por Podemos, con el apoyo del PSOE.

Además, profesionales y aficionados suelen ser hostigados, incluso en las plazas de toros, donde saltan espontáneos cuando ya ha muerto el astado o insultan a la entrada de los cosos al público cuando compra su entrada. Por cierto, estos grupos de animalistas cuentan con un respaldo económico muy potente y muchos de sus miembros son profesionales que acuden desde otros países -caso del espontáneo que se ha lanzado en varias ocasiones cuando actuaba Morante de la Puebla- y saltan al ruedo al cuando les viene en gana, saltándose la ley una y otra vez y sin consecuencias.

El amor a los animales, que es evidente que compartimos los humanos, está siendo desplazado por un antihumanismo preocupante. Algunos grupos equiparan al animal -en este caso el toro de lidia, que no es una mascota- con el hombre. Hablan de derechos del astado, cuando los animales no tienen deberes.

En este disloque de actitudes ha surgido una serie de individuos que en las redes sociales han llegado incluso a mofarse de la muerte de un matador de toros, Víctor Barrio, al que un toro le alcanzó el corazón y le provocó la muerte casi en el acto en la plaza de toros de Teruel el 9 de julio de esta trágica temporada. Pues bien, uno de los individuos, Vicent Belenguer, un maestro, se alegraba de su muerte hasta decir que "bailaremos y nos mearemos en las coronas que te pongan...".

Estos tipos tan valientes luego reculan cuando son llamados por el juez. Los ataques de energúmenos han llegado al extremo en el que una tal Aizpea Etxezarraga deseaba a Adrián, un niño enfermo de cáncer, la muerte, porque le habían organizado un festival en Valencia y anhela ser torero. Decía: "Yo no voy a ser políticamente correcta. Qué va. Que se muera, que se muera ya. Un niño enfermo que quiere curarse para matar herbívoros inocentes y sanos que también quieren vivir. Anda yaaaaa! Adrián, vas a morir".

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