Toros

Fernando Cruz triunfa en su reaparición tras una gravísima cornada en agosto

  • El torero madrileño sale a hombros y Fernando Robleño resulta lesionado en un festejo celebrado en Francia

Entretenido festival el celebrado ayer en la localidad francesa de Rion des Landes. Festejo con el que de forma tradicional se cierra la temporada taurina en el sureste de Francia y en el que reaparecía el torero madrileño Fernando Cruz tras la grave cornada sufrida en Las Ventas el pasado 15 de agosto. Reaparecía Cruz y Robleño cayó lesionado del hombro derecho tras sufrir una luxación. Se lidiaron cinco novillos de Hermanos Jalabert y uno de Santa Ana de juego variado.

En el prólogo del festival, el mozo de espadas de Juan Bautista, conocido como Joselito, toreó uno de los mejores ejemplares de la mañana. Durante la faena se pudo apreciar su gran afición y buen hacer. Se lesionó entrando a matar, sufriendo un corte en la mano izquierda y cortó una oreja.

Le siguió en turno su matador de toros, Juan Bautista, quién recién llegado de tierras americanas toreó primorosamente a un buen novillo procedencia de La Gloria al que instrumentó una faena de inspiración y mucha profundidad. Después de dejar una gran estocada, paseó dos orejas.

Fernando Robleño fue recibido con una gran ovación que sirvió para homenajear y recordar el gran balance de su temporada en Francia. Le costó al novillo del madrileño seguir las telas del matadores, y aun así construyó una buena faena que no pudo rematar con la espada, pues resultó lesionado tras sufrir una voltereta. Fue trasladado al hospital de Dax para volver a colocar el hombro derecho bajo anestesia. Fue Juan Bautista quien pasaportó al que le tocó en suerte a Robleño.

Fernando Cruz goza por las latitudes francesas de un gran ambiente. Reaparecía hoy ante la afición francesa después de la grave cornada sufrida el 15 de agosto en Madrid. Lo hizo con un novillo áspero con el que estuvo por encima en todo momento. Feliz reaparición en la que cortó dos orejas.

El novillo de Juan Leal fue el más aparatoso, pero careció de clase. Después de intentarlo de largo, Leal invadió los terrenos de cercanías levantando los ánimos de una mañana fría (con temperaturas cercanas a los cero grados). De no fallar con los aceros, como ocurrió, hubiese cortado dos trofeos, que a la postre quedó en uno.

Por su parte, el novillero Juan Bautista Moras no se encontró del todo a gusto con el que cerró plaza, uno de los mejores ejemplares de la mañana. Evidenció falta del oficio que a buen seguro le darán los años, pero, aun así, cortó un trofeo.

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