Toros

Enrique Ponce y Ginés Marín, a oreja por coleta en Córdoba

Los matadores Enrique Ponce y Ginés Marín cortaron una oreja cada uno en Córdoba, donde El Juli se marchó de vacío. Se lidiaron cinco toros de Daniel Ruiz, y uno, el segundo, de Virgen María, bien presentados, sin raza y de juego dispar. Enrique Ponce, silencio y oreja. El Juli, ovación y ovación. Ginés Marín, oreja y ovación.

Ponce, con el primero, sin fuerza, anduvo rápido para evitar que la cosa degenerara dado el aparente el enfado de la grada. En el cuarto, propuso una faena elegante a media altura donde hubo cabida para la ligazón después de someter con técnica. Su intervención concluyó con el diestro muy entregado con una serie flexional donde pudo recoger por detrás y por delante con mimo.

El Juli, ante su primero, construyó una gran faena orquestada fundamentalmente sobre la mano zurda y que no pudo rubricar tras fallar a espadas. El madrileño, muy firme y decidido, actuó con mando, protagonizando pasajes con empaque y la mano baja ante un colaborador enemigo. La faena, que brilló al natural se enmarañó en el tramo final con el acero. En el quinto, tampoco contó con recursos. Lo intentó en una faena en la que no consiguió dar forma plena porque el animal nunca acabó de romper.

Marín recibió al tercero con elegancia, rematando con torería de rodillas tras una media precedida de tres capotazos con empaque. Tras un buen comienzo, cerró la faena con bernadinas. En el sexto, muy voluntarioso, brilló con la capa y se entregó, con voluntad, en una faena en la que el toro no se empleaba.

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