El cava Freixenet ha renunciado a las burbujas saltarinas, a los bailarines y oropeles y se ha ido directamente al mensaje, a la cena de Navidad, los sentimientos y la elegancia. Se ha pedido un presidente de la Generalitat como Ricardo Darín, que con apenas unas palabras y un rictus sonriente amanse a los antipáticos y estirados de la familia política. No es el típico spot de lujo que marcó a la marca de la Nochevieja que, a través de la agencia TBWA, ha escrito un deseo más sincero. Un hada de la elocuencia (una actriz catalana y querida en toda España, Michelle Jenner), capaz de transformar la realidad con un simple brindis.

Éste no va a ser el anuncio de esta Navidad, como tampoco lo ha sido el spot/largometraje de la Lotería, con la marciana ausente. Sin emocionar, ni un Oscar era capaz de levantar esa historia entre lo cañí y la ciencia ficcion, entre los churros y las constelaciones siderales. Madrid es lo mejor del universo. La Lotería de Navidad era más lotería cuando sus mensajes no eran tan explícitos sobre compartir y ganar un Gordo seguro, que es imposible. El problema radica en que sobre todo la Lotería de Navidad nos gustaba más cuando había 30.000 bolas menos en el bombo.

Con los de El Almendro sin enterarse aún de las posibilidades de internet para los que vuelven a casa, y a la espera de lo que nos diga Campofrío, el spot de esta Navidad por ahora es el de los juguetes de Famosa, de la agencia DDB. Con la misma sintonía que hiciera memorable su villancico de los años 70, ha regresado al futuro presentándonos a los hijos de las madres que jugaban a las Nancys. Esos adolescentes protestones, iracundos, que nos sacan de las casillas. Sí, unos adolescentes como fuimos nosotros, con la diferencia de que no teníamos una pantalla atada a la mano. El spot de Famosa habla de la fugacidad del tiempo e invita a jugar con los hijos, antes de que se nos hagan mayores, extraños, inaccesibles. Qué bello es vivir cuando lo mejor que podemos hacer es jugar.