Austria todavía no se ha recuperado de la terrible historia del incesto de Amstetten, cuando un nuevo crimen sacude al país: el asesinato de cinco personas de su familia por parte de un hombre de 39 años, entre ellas una niña de siete años.

El sospechoso mató a su esposa, su hija, sus padres y su suegro por problemas financieros. Esta madrugada se presentó en la comisaría del Distrito 13 de Viena y confesó haber matado con un hacha a su mujer e hija en en la capital austríaca y a sus padres y al suegro en Ansfelden y Linz, localidades de Alta Austria. Poco después, la policía confirmaba la veracidad de los hechos al encontrar los cadáveres.

Como móvil de su crimen, el hombre alegó problemas de dinero. Había pedido prestados fondos a su familia, con los que especuló y "se arruinó". Por eso, quería ahorrar a su familia "esa vergüenza", declaró al ser interrogado.

Después de cometer los asesinatos, el hombre, que estudió Publicidad y trabajaba como "asesor de relaciones públicas" por su cuenta, dejó en las viviendas cartas en las que pide disculpas por lo que hizo. También intentó sin éxito quitarse la vida.

Un portavoz policial explicó que el hombre actuó de forma especialmente brutal, porque golpeó a sus víctimas en la cabeza de manera certera. Por lo que se sabe hasta el momento, el martes por la mañana mató a su mujer e hija en su vivienda de Viena.

Luego condujo hasta Linz, donde acabó con la vida de su suegro. Pocas horas después asesinó a su madre y a su padre, que dormía, en su casa ubicada a unos pocos kilómetros en Ansfelden. Escondió el hacha a continuación en una mochila en su automóvil.

Finalmente, en la madrugada del miércoles se presentó en la comisaría, en donde al principio se mostró "muy contenido" y sin exhibir emociones.

"En mi casa están mi mujer y mi hija muertas", dijo como confesión, y más tarde reconoció también haber matado al resto. Según la policía, el hombre podría suicidarse, por lo que es vigilado de forma constante.