Sociedad

Hu Jintao supervisa el "arduo" rescate de víctimas en la zona del epicentro

  • El presidente de China se desplaza a la zona más afectada por el terremoto e insta a los equipos de rescate a que sigan "salvando vidas"

El presidente chino, Hu Jintao, llegó hoy a la zona más devastada por el seísmo del lunes y calificó de "arduo" y "apremiante" el trabajo de los equipos de rescate, debido a que se reducen las posibilidades de encontrar con vida a las personas que han quedado sepultadas por los escombros. "El reto es todavía desalentador, la tarea es aún ardua y el tiempo, apremiante", señaló Hu a la agencia de noticias Xinhua durante su viaje en avión a la provincia de Sichuán, suroeste del país y donde se localizó el epicentro del terremoto.

Hu llegó a la zona cuatro días después del seísmo y pasadas las 72 primeras horas, consideradas cruciales para rescatar a los sepultados entre los escombros, que sólo en Sichuán se calculaba el jueves que ascendían a 12.323 personas. Al llegar a la ciudad de Mianyang, una de las más golpeadas por el seísmo, Hu señaló que después de varios días de esfuerzos, las labores de rescate son exhaustivas y se llevan a cabo de forma "enérgica, ordenada y efectiva".

Los últimos datos oficiales cifran en 19.913 los muertos por el terremoto, la mayor parte en Sichuán, aunque las autoridades estiman que las víctimas mortales pueden llegar a 50.000. A menos de tres meses de celebrar sus primeros Juegos Olímpicos de Pekín, los líderes chinos se han volcado en el rescate de las víctimas del devastador terremoto para demostrar que tienen capacidad de reacción y de control.

Entre las víctimas mortales se teme que hay muchos niños debido a que varias escuelas quedaron destruidas porque no cumplían la normativa de tener estructuras anti-sísmicas. Ciudades enteras han desaparecido y se suceden escenas de drama a medida que los cadáveres son extraídos de entre los escombros. Además, los cuerpos se hacinan a la intemperie en las calles, y miles de vecinos incomunicados recurren desesperados a cualquier manantial para abastecerse de agua sin saber si es o no potable, lo que puede provocar brotes de enfermedades.

El presidente, cuyas imágenes supervisando un mapa de la zona afectada antes de aterrizar en la región han sido transmitidas por todos los medios chinos, instó a "esforzarse más en tratar a los enfermos, restaurar los transportes, las telecomunicaciones y el suministro eléctrico". En el aeropuerto esperaban a Hu el primer ministro Wen Jiabao, desplazado a la zona desde el lunes, el viceprimer ministro Hui Liangyu y el vicepresidente de la Comisión Militar Central (CMC, máximo órgano castrense) Guo Boxiong, y el presidente se desplazó de inmediato al distrito de Beichuan en un automóvil.

El primer ministro Wen, acostumbrado en ser el hombre cercano al pueblo en cada catástrofe que vive el país, señaló hoy a los medios chinos que la prioridad sigue siendo salvar vidas. "No vamos a abandonar mientras exista la mínima esperanza de encontrar a algún superviviente", señaló Wen, que calificó al seísmo como "el más potente y destructivo desde que la República Popular se fundó en 1949".

China fue protagonista en 1976 del peor terremoto asiático del siglo, de también 7,8 grados y con 240.000 muertos en Tangshan (al noreste de Pekín) que fueron ocultados por el gobierno comunista durante días al coincidir con la muerte del fundador de la República Popular, Mao Zedong. Pekín, que quiere demostrar que China puede ser una potencia bajo el mismo partido gobernante de entonces y aprender de sus errores, no ha escatimado en medios y ha enviado 130.000 efectivos del Ejército y las fuerzas de seguridad a la zona y ha destinado una partida presupuestaria de urgencia de 487,4 millones de dólares (314,9 millones de euros).

Sólo en Sichuán, los equipos de rescate han extraído de entre las casas sepultadas a 13.465 ciudadanos y evacuado a por lo menos 60.000 personas, por lo que Wen quiso subrayar que la reacción de su gobierno ha salvado vidas humanas. La comunidad internacional ha realizado más de 165 ofertas de ayuda material y humana a China, y aunque Pekín fue primero reticente a aceptar expertos foráneos en ayuda humanitaria, finalmente ha accedido, y cuatro equipos de Japón, Rusia, Corea del Sur y Singapur se dirigen a la zona.

Después de vivir su invierno más frío en medio siglo, las revueltas anti-gubernamentales en el Tíbet de marzo y el peor accidente de tren de las últimas décadas, el terremoto ha acentuado la sensación en la calle de que el año de los Juegos Olímpicos está siendo uno de los peores para China.

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