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Turrón con sabor agridulce

  • El Sevilla llega al parón navideño dentro de los puestos que dan derecho a jugar la Liga de Campeones, pero ofreciendo en Palma una imagen que da que pensar

Nadie podrá discutir que este Sevilla, con la clasificación en lasmano, está cumpliendo los deberes en Liga y se va de vacaciones dentro de los puestos que dan derecho a jugar la Liga de Campeones el próximo año, objetivo prioritario del club. Pero si se dejan los datos fríos que arrojan los números a un lado, entre comida y comida de Navidad es el mejor momento para pensar si el camino que está siguiendo el conjunto nervionense le va a dar las alegrías que su afición demanda. El partido en Mallorca fue de los más flojos que se la han podido ver a este equipo en la presente temporada. Se puede ganar, empatar o perder cuando un equipo sale a mostrar que es mejor que el rival, pero el pacto de no agresión que se vio en Mallorca no tenía ningún sentido. El planteamiento conservador que puso el entrenador sevillista sobre el césped emborrona el buen papel de los blancos en el denominado Tourmalet de la Liga. Cuando llega el llano ha salido el Sevilla más vulgar.

El día de ayer era el ideal para que el tremendo fracaso de Génova fuese, al menos, tapado con una victoria que ratificara el excelente momento de los nervionenses en la competición doméstica y encarar las navidades con otra cara. El fútbol es exigencia diaria y, pese al ya mencionado buen lugar que ocupa el Sevilla en la clasificación, los aficionados y los propios miembros del club no van a saborear los turrones típicos de estas fechas con ganas. Serán unos turrones con sabor agridulce. Dulces por el segundo puesto en Liga y agrios por la eliminación europea y el ambiente enrarecido que se vive en la parroquia de Nervión, con un Manolo Jiménez que vuelve a centrar todas las críticas.

Contra un Mallorca cuya crisis interna lo tiene en la zona crítica de la Primera División y con las supuestas ganas de los jugadores de resarcirse del fracaso en la UEFA, el partido que realizó el Sevilla en Palma no es el lógico de un equipo que quiere pelear por todo en la Liga y, a partir de enero,en la Copa. El hambre del Sevilla de antaño se ha perdido totalmente, o eso demuestra jornada a jornada. Jugando a tantos metros del área rival es casi imposible generar una ocasión de gol. La cara de desesperación de Luis Fabiano cada partido que juega solo en punta es enorme y una plantilla diseñada a base de gastar muchos millones el pasado verano no puede depender de una defensa sólida y de que Kanoute esté en óptimas condiciones y le dé luz a un equipo cada día más gris en su juego.

Después del partido frente al Villarreal, donde el Sevilla dio muestras de que cuando sale a ganar, adelanta las líneas y va en busca del contrario casi siempre gana, de repente llegan los encuentros de Génova y Palma, donde la cara de este equipo se transforma y regresan las dudas acerca de si Manolo Jiménez es el técnico adecuado para llevar al club a conseguir los objetivos planteados. No hay casi ninguna semana en el entorno del Sevilla en la que los planteamientos futbolísticos del entrenador no sean cuestionados. Los números en la Liga son el verdadero aval del arahalense, pero existe la sensación de que a este equipo se le puede sacar mucho más. Monchi ratificó a Jiménez hace unos días, y es que, eso sí, los números lo avalan.

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