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Enero, una llave de mucho peso

  • El plantel del Sevilla, acostumbrado a más de 50 citas por curso, busca seguir segundo en la Liga y competir por la Copa

La plantilla del Sevilla volvió al trabajo con una idea entre ceja y ceja, sacar adelante con sobresaliente el mes de enero. Se inició ayer la cuenta atrás de un periodo decisivo en el devenir del equipo de Manolo Jiménez esta temporada. El mismo José María del Nido ya advirtió en estas páginas que existe el deber institucional de restañar en la Liga y la Copa del Rey la herida producida con la eliminación de la UEFA, que no acaecía tan temprana desde hacía más de una década. Y la plantilla también es consciente de lo que se juega, porque, además, está acostumbrada a disputar más de cincuenta partidos por temporada y caer en la Copa ante el Deportivo impediría llegar siquiera a esa cifra.

Por eso, el mes de enero es una llave determinante para el curso presente. El Sevilla disputa en el inicio de año tres partidos ligueros en casa, ante Osasuna, Numancia y Racing, y uno a domicilio, en Riazor, entre los dos de Copa del Rey con el Deportivo (7 y 14 de enero) y en ellos está obligado no sólo a asentarse en la segunda posición, sino a sacar ventaja de puntos, vistos el potencial de sus contrarios y los duelos directos de los rivales de arriba. Pero, a esos seis partidos habría que sumarles dos más, los del cruce de cuartos de final de Copa, en caso de eliminar a los coruñeses. Éstos están previstos para los días 21 y 28 de enero, ante el ganador del cruce entre Racing y Valencia.

No es cuestión baladí la Copa para el Sevilla. Desde la temporada 03-04, cuando el Sevilla no estaba en Europa, no ha jugado menos de 53 partidos por temporada la plantilla sevillista, que llegó al récord de 63 en la 06-07, la de más éxito en la historia del club. En aquel ya lejano curso, el Sevilla llegó a los 46, gracias a que alargó su competencia copera hasta las semifinales, en las que cayó de forma ajustada con el Real Madrid (2-0 en el Bernabéu y 1-0 en el Sánchez-Pizjuán).

Entonces, la Copa se presentó como un gran acicate para una plantilla que empezaba a crecer. El curso siguiente, todavía con Joaquín Caparrós, en la UEFA llegó el conjunto nervionense hasta octavos de final, teniendo competeción hasta el 17 de marzo, día de la eliminación en Parma. Y en la Copa llegó a cuartos de final, con aquella recordada eliminación sobre la nieve de Pamplona a principios de febrero que escoció tanto en el club de Nervión.

Ahora, el torneo del K.O. se presenta como otra gran agarradera a la que desea asirse con fuerza el conjunto de Jiménez si no quiere que a partir de enero la Liga se presente como una larga travesía del desierto sin partidos intersemanales, algo a lo que no está acostumbrada una plantilla de altísimo nivel competitivo. Tendría en ese caso más frescura para cumplir su objetivo en la Liga, pero podrían surgir problemas anímicos y de reparto de protagonismo en un plantel que ha recuperado efectivos tras la racha de lesiones de octubre y al que podrían incorporarse en breve tres delanteros: Acosta, Chevantón e incluso Kone.

Con el cruce de octavos ante el Deportivo, el Sevilla tiene garantizados los 48 partidos esta temporada y llegaría a la cincuentena de eliminar al conjunto de Miguel Ángel Lotina. La exigencia de la cúpula de la entidad es precisamente ésta, pasar el corte de octavos y meterse directamente en la lucha por las semifinales, en las que, además, evitaría al auténtico coco de esta campaña, el Barcelona. Eso, sin menoscabar un ápice la alta exigencia de una Liga en la que no caben fallos esta temporada por el alto nivel de competitividad y la entidad de los rivales.

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